Hermann Hesse II

La Salud de Hermann. El suicidio. El sufrimiento. La ruta interior. El aislamiento. El estigma de Caín. Abraxas. Guru de la contracultura. Diagnóstico.

De La Salud de Hermann

Retomando el hilo del post previo… había comenzado a contar cómo a través de Miguel Serrano y su nazismo esotérico me tropecé con los últimos años de vida de Hermann Hesse y creí entender, como entre líneas, que Hermann, al final de su vida, desarrolló algún tipo de trastorno.

Hermann con el esoterista y nazi Miguel Serrano

Hermann con el esoterista y nazi Miguel Serrano

He estado buscando en la web información biográfica y, la verdad, es que no he encontrado gran cosa, especialmente sobre sus últimos 15 años (la época en que mantiene relación con Serrano, por otra parte)

Pero de sus referencias biográficas (y de sus obras, que en cierto sentido podemos considerar biográficas) se desprende que Hermann tuvo un intenso «diálogo» con su salud mental a lo largo de su vida.

Que su salud empeorase sus últimos 15 o 20 años aún podría discutirse. Baste decir que abandonó su creación literaria y se dedicó al estudio y práctica de la «magia china». Una magia que en alguna ocasión utilizó, según él mismo cuenta, con fines «negros», para seducir a una jovencita, motivo por el cual fue denunciado y llevado a la cárcel. La historia en sí me sorprendió bastante, y dista mucho de ser clara, pero me reafirma en la hipótesis del trastorno psicótico de orientación mágico-mística.

«[..] si yo no era capaz de escribir un “Goldener Topf” ni una “Zauberflöte”, entonces es que había nacido para ser mago. Hacía mucho que había avanzado lo suficiente por el camino oriental de Lao Tse y del I Ching como para conocer con precisión la causalidad y la mutabilidad de la llamada realidad. Ahora forzaba mediante la magia esta realidad en el sentido que yo quería, y debo decir que me causaba gran placer. Sin embargo también debo reconocer que no siempre me limité a aquel amable jardín que se llama magia blanca, sino que de vez en cuando la pequeña llama viva también me hacía pasar al lado oscuro. A la edad de más de setenta años, justo cuando dos universidades me habían distinguido con la concesión del título de doctor honorífico, fui llevado ante los tribunales por seducir a una joven muchacha por medio de la magia.» (autobiografía, pág. 9 de 10)

Hesse nos da algunas pistas sobre la magia china que practicaba y, por lo que se ve, combinaba algunas prácticas respiratorias (derivadas del Pranayama hindú) con una concepción filosófica del carácter ilusorio del mundo material (derivadas igualmente de la Maia hindú) . Este tipo de prácticas pueden llegar a ser peligrosas, especialmente aplicadas sobre cerebros sensibles y personalidades atípicas.

Hesse también nos comenta lo que puede llegar a conseguir gracias a esta magia: él puede reducir su tamaño hasta unos pocos centímetros, subirse a un tren que tenía dibujado en la pared de su celda y escapar de sus guardianes…

«Ese mundo no se podía soportar sin magia. Recordé la norma china, estuve durante un
minuto reteniendo la respiración y me desprendí de la ilusión de la realidad. Entonces pedí amablemente a los guardias que tuviesen un instante de paciencia, porque iba a subirme al tren de mi cuadro y allí tenía que revisar algo. Se rieron como hacían siempre, pues creían que yo estaba mentalmente perturbado. Entonces me hice pequeño y entré en mi cuadro, subí al pequeño tren y avancé con el pequeño tren por el pequeño túnel negro. Durante un rato se siguió viendo el penacho de humo salir del agujero redondo, después se disipó el humo y con él se disipó todo el cuadro y yo con él.
Los guardias quedaron atrás, llenos de perplejidad.» (autobiografía, pág. 10 de 10)

Este último comentario con el que termina el texto autobiográfico me dejó más boquiabierto que a sus guardianes. No sé muy bien cómo esperaba Hesse que le interpretásemos, pobres lectores profanos, o si realmente él lo vivió tal cual lo cuenta, con el subidón mágico-pranayámico…

El suicidio

Retomando el hilo biográfico de Hermann, nos encontramos con que ya desde joven tuvo algún intento de suicidio, hacia los 15 años, tras el cual, fue ingresado en algún psiquiátrico de los de la época o similar, con diagnóstico creo recordar, de «melancolía». No me sorprendió, sobre todo a la vista de que la sombra del suicidio revolotea constantemente a lo largo de sus personajes.
En «Bajo las ruedas» el protagonista se suicida. Sinclair, en Demian, también rumia pensamientos suicidas a lo largo de la historia. Shiddarta está a punto de tirarse al río, y por no hablar ya del Lobo estepario donde los pensamientos suicidas son una constante a lo largo del libro.

Uno se pregunta, pues, si Herman Hesse tuvo solamente un intento de suicidio (una chiquillada de la adolescencia, quizá) o si, a lo largo de su vida fueron varias las intentonas. (Harry, en el Lobo Estepario, confiesa haber intentado suicidarse ingiriendo una sobredosis de un preparado de opio)

Lo que sí es casi seguro, a la vista de sus obras, es que los pensamientos suicidas no le abandonaron a lo largo de su vida. Incluso me atrevería a apuntar que «El lobo estepario» se refiere a una época en la cual estas tendencias suicidas se recrudecen.

En alguna ocasión he querido ver algo simbólico en las referencias hessianas del suicidio. Algo a sí como la muerte mística del Yo, pero me temo que van a ser referencias literales.

«así como hay naturalezas que a la menor indisposición propenden a la
fiebre, así estas naturalezas, que llamamos «suicidas», y que son siempre muy delicadas
y sensibles, propenden, a la más pequeña conmoción, a entregarse intensamente a la
idea del suicidio». (el lobo estepario pág, 13 de 98)

El sufrimiento

De modo que, según vemos, uno de los rasgos del psiquismo hessiano es la tendencia suicida. Una tendencia que se apoya en, suponemos, un intenso sufrimiento psíquico de naturaleza interna. Quiero decir que, (aunque las circunstancias externas puedan ser relevantes, tal como apuntan los biógrafos) el sufrimiento en HH es endógeno, surge del propio diálogo mantenido con su propio mundo interior.

Convendría saber si este sufrimiento existencial es aleatorio o es una consecuencia directa de su guión de vida. Es decir, si resulta evitable o modulable por decisiones y pensamientos proactivos. O, por el contrario, si obedece a causas más profundas, (un error del hardware, pongamos por caso, de origen kármiko-genético). Tampoco podemos decir, con los datos disponibles, cual podría ser la intensidad, duración y frecuencia de estos síntomas. Probablemente tengamos una mezcla de las dos hipótesis: por un lado una alteración rítmica del hardware cerebral que provoca crisis depresivas y/o psicóticas en alternancia con los periodos de máxima lucidez creativa. Por otro lado, un sistema de creencias y hábitos de vida que no ayudaban a compensar o modular las incidencias kármikas.

La ruta interior

Y, yendo al grano, habría que valorar cual pudiera ser la relación entre el sufrimiento interno de HH y su, llamémosle, vocación espiritual, «ruta interior», su «camino hacia el rencuentro consigo mismo».
Recordemos que Sinclair, en Demian, suponía estar recorriendo un camino que lo elevaba por encima de la masa. «El pájaro vuela hacia Dios, el Dios se llama Abraxas«.

Siddharta, igualmente, seguía un «camino», una evolución, hacia una iluminación, que también le elevaba por encima de la masa.
Pero las cosas parecen complicarse en «el Lobo Estepario». Ya no vemos el relativo optimismo de Sinclair, ni la determinación de Siddharta. Aquí Harry Haller comienza a reconocerse como un enfermo que necesita atención, que necesita terapia, aunque sea una terapia mágica y poco convencional. La palabra «esquizofrenia» aparece ya varias veces en este libro. También encontramos repetidas veces la palabra sufrimiento, enfermo, o loco. Pero, todo ello sin perder de vista la base espiritual de su diálogo interno.

Harry se siente «superior» a sus congéneres. Y al mismo tiempo se siente enfermo. La supuesta superioridad se basa en su formación intelectual y en su peculiar evolución psíquica y existencial que, entiende, sea de una cualidad superior. La enfermedad la entiende como sufrimiento, quizá también como aislamiento. Digo «quizá» porque la relación de HH con su aislamiento social se muestra un poco contradictoria. Como cuento más abajo, en ocasiones parece disfrutar de la soledad como si fuese un síntoma de superioridad intelectual.

Aislamiento

Llegamos a otra importante característica de la personalidad y psiquismo hessiano, y es el profundo aislamiento en que lleva su vida. Comentaba antes que percibía ciertas contradicciones en la relación de Hermann con su aislamiento. Y es que, en ocasiones, parece que la soledad le provoca dolor:

«Y ya que por lo visto tampoco podía aguantar la soledad, ya que la compañía de mí mismo se me había vuelto tan indeciblemente odiada y me producía tal asco, ya que en el vacío de mi infierno me ahogaba dando vueltas, ¿qué salida podía haber todavía? No había ninguna. «(Lobo estepario, pág 31 de 98)

Pero también que considera la soledad como un síntoma de evolución espiritual, como un síntoma de superioridad.

«Soledad era independencia, yo me la había deseado y la había conseguido al cabo de largos años. Era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío en que se mueven las estrellas.»(lobo estepario, pág 8 de 98)

Y en Demian:

«Diversos son los caminos por los que Dios nos conduce a la soledad y a nosotros mismos.»

Aquí parece que asume que el aislamiento social fuese una cualidad que quiere Dios. ( Lo cual, quizá, pueda ser así en algunas contadas ocasiones. Pero las más de las veces puede tener otras causas).

Siddharta también sigue un camino solitario, por evidente autoexclusión frente a las personas que quisieran mantenerle a su lado.

Harry Haller parece que comienza a cuestionarse las consecuencias de su aislamiento. Y al mismo tiempo lo valora como parte de su riqueza espiritual, como veíamos mas arriba. Harry se siente, efectivamente, superior a los vecinos de su época, siente que sigue un camino diferente, que necesariamente debe ir en aislamiento… y en un profundo sufrimiento… cuyo mejor desenlace, no puede ser otro… que el suicidio. Tal sería el destino querido por Dios para con sus criaturas más espiritualmente avanzadas. (!)

Existen tres caminos generales para llegar al aislamiento. Una es la autoexclusión, por el odio y desprecio hacia nuestros vecinos. Otra es cuando son nuestros semejantes quienes nos marginan y desprecian. Finalmente existe la posibilidad de un fallo parcial en el sistema neuronal encargado de establecer los vínculos sociales, .
Claro que pueden actuar simultáneamente y realimentándose mutuamente. Cuando una persona desprecia a sus prójimos, muy probablemente reciba a cambio más desprecio y marginación. Y a la inversa, la persona que se ve despreciada por el entorno tenderá a hacer lo propio, aislándose.
El sistema neuronal encargado de establecer vínculos sociales es ciertamente complejo, con diversas funciones que pueden fallar por separado, y en cada caso, y a su manera, dificultar la creación del vínculo social. El caso más evidente es el caso de la persona muda, o sorda, tartamuda o sordomuda. A pesar de los mejores deseos por todas las partes interesadas, el establecimiento del vínculo social se resiente. Pero aparte del habla y del oído son muchas las funciones que intervienen en la creación del vínculo. Pensemos en la mirada, en la sonrisa, la expresión de la cara… pensemos en lo que comúnmente se llama «conversar», cuando varios amigos se juntan y empiezan a hablar de ésto o lo otro, sean banalidades, sentimientos íntimos o profundos análisis intelectuales.., es necesario para ello que se activen adecuadamente ciertos centros neuronales, de un modo sutil y subsconsciente la mayoría de las veces, y dando lugar a numerosas tipologías, introvertidos, extrovertidos, vendedores, aburridos, dominantes, y un largo etc.
Cuando el sistema falla, a pesar de todo nuestro amor y todos nuestros deseos de crear el vínculo social, este ultimo no se produce, y el interesado queda marginado y aislado del entorno, no sin dolor e intenso sufrimiento psíquico. (otra cosa sería un trastorno severo de la percepción de la realidad)

Luego, evidentemente, se producen realimentaciones con los otros factores señalados más arriba. Las personas con dificultades de generar vínculos sociales pueden ser víctimas de rechazo, con lo que, a su vez, pueden devolver más rechazo al entorno, generando la consabida «espiral de violencia».

Por otra parte, el sistema neuronal afectado, puede atrofiarse parcialmente en las personas que se aíslan durante mucho tiempo…

«[..] traté de hacerle un guiño, como hacen entre sí los que están en un secreto.
Pero hacía ya demasiado tiempo desde que tales ejercicios mímicos me eran
corrientes. ¡Si en mi manera de vivir casi había olvidado yo ya el habla! Me di cuenta yo
mismo de que sólo había hecho una mueca estúpida.(el lobo estepario, pág 27 de 98)

El estigma de Caín

Pero el aislamiento Hessiano podría no ser más que una etapa previa a su integración en «la comunidad de los elegidos» los portadores del estigma de Caín, tal y como se describe en Demian: una comunidad de seres superiores, dotados de ciertos poderes psíquicos, con profundos conocimientos del mundo y de la vida.
No está muy claro si Hermann contactó (o creyó contactar) con miembros de esta comunidad o si fue la simple intuición de que una comunidad así debería existir en algún lugar del espacio-tiempo. Quizá contactó con alguna comunidad esotérica o logia masónica que le hizo vislumbrar esta posibilidad. Los Jungianos, (Serrano entre ellos), explican a Demian y su madre (núcleo de la comunidad) en términos simbólicos. Podría ser, pero me temo que, la comunidad, el «circulo», como tal, viene descrita en términos bastante consistentes y realistas.
En Demián, por ejemplo:

«Además de Frau Eva, Max y yo, pertenecían a nuestro círculo, más o menos íntimamente, otros que también buscaban. Algunos iban por caminos determinados y tenían metas especiales. Entre ellos había astrólogos y cabalistas, también un discípulo de Tolstoi, y toda clase de seres sensibles, tímidos y vulnerables, adeptos a nuevas sectas, practicantes de ejercicios indios y vegetarianos. [..] También había defensores y adeptos de determinadas creencias y doctrinas. Había budistas que querían convertir a Europa, discípulos de Tolstoi y de otras confesiones. Nosotros, en nuestro círculo más íntimo, escuchábamos todo y aceptábamos estas doctrinas simplemente como símbolos.» (Demian, pág 57 de 67)

En Siddharta,

la comunidad se difumina. Ya no es una comunidad de seres superiores, sino un «rebaño» de buscadores bajo la protección del Buda. Pero él, Siddharta, no quiere ser uno más en el rebaño de seguidores, quiere seguir su propio camino, así como el Buda también siguió el suyo. Busca, implícitamente, una comunidad a un nivel superior.

En «El Lobo Estepario»

la Comunidad se difumina aun más y se convierte, parece convertirse, en una comunidad de consumidores de opio y de drogas alucinógenas. A lo largo de la narración aparecen repetidamente alusiones al opio y la cocaína; y se intuye un peculiar estado de embriaguez que permite a Harry olvidarse por unos momentos de su aislamiento e integrarse en la conciencia colectiva de la comunidad del baile de máscaras. Finalmente, vemos a Harry recibir una «iniciación» por parte del gurú psicodélico Pablo. Una iniciación mágica, a través de lo que parece una sustancia alucinógena cuyos efectos nos describe a continuación. (No sé que pensarán los comentaristas jungianos, pero yo no saco ninguna psico-conclusión de las visiones que tiene Harry en su viaje psicodélico. Únicamente éso, que tiene un viaje alucinógeno, que como él mismo dice resulta inexpresable, que probablemente dejó huella en su psiquismo y, probablemente, una cierta confraternización con otros miembros del círculo iniciático.)

«De un nicho que había en la pared tomó tres vasitos y una pequeña botella singular.
Sacó una cauta exótica de madera de colores, llenó de la botella los tres vasitos, cogió
de la caja tres cigarrillos delgados, largos y amarillos, sacó de su batín de seda un
encendedor y nos ofreció fuego. Cada uno de nosotros, recostado en su butaca, se puso
entonces a fumar lentamente su cigarrillo, cuyo humo era espeso como el incienso, y a
pequeños y lentos sorbos bebimos el líquido agridulce, que sabía a algo extrañamente
desconocido y exótico, y que, en efecto, actuaba animando extraordinariamente y
haciendo feliz, como si lo llenasen a uno de gas y perdiera su gravedad. Así estuvimos
sentados fumando a pequeñas chupadas, descansando y saboreando los vasos, sentimos
que nos aligerábamos [..]» (el lobo estepario, pág 75 de 98)

En el «Viaje a Oriente»

la comunidad de estigmatizados de Caín, resurge bajo la forma de lo que parece ser una logia masónica jerarquizada. Recordemos que Mozart y Goethe, los «inmortales» favoritos de Hermann fueron masones; y que en lenguaje masónico el «oriente» significa algo así como la «luz divina» (de hecho, muchas logias, en su denominación incluyen este término, como el «gran oriente»)

Aunque el estilo es un tanto psicodélico, ciertos detalles llaman la atención. Aparte de la jerarquía propiamente dicha, Hesse nos señala que esta comunidad (el círculo) existe desde siglos, milenios, y nos indica los nombres de algunos de sus ilustres miembros, como Zoroastro, lao-tsé, Pitágoras y Platón, entre otros… y lo describe como «un movimiento salvador permanente» y que «cruza la historia de la humanidad, en ocasiones de un modo subterráneo».

Otra interesante indicación sobre la naturaleza del círculo es su carácter escurridizo. O más bien el carácter escurridizo de su espíritu central; y los parámetros que definen quién y cuándo pertenece al círculo o deja de pertenecer. Los parámetros que definen Quién y Cuando esta unido a su espíritu central.

El protagonista confiesa haber abandonado el círculo en algún momento de su vida, pero sin ser consciente de ello, y creyendo ser el único superviviente. Aquí, de modo similar a «Demian», esta comunidad o «círculo» aparece representado en términos bastante consistentes. De nuevo se nos crea la duda de si Hesse piensa en alguna sociedad esotérica o masónica concreta o una simple fantasía o anhelo de una mítica comunidad a la cual quisiera pertenecer.

En «El Juego de los Abalorios»

la comunidad, el círculo parece institucionalizado y protegido bajo la administración estatal. Digo «parece» porque, confieso, no me he leído el libro completo, más que unas páginas. Prometo hincarle el diente un día de estos 🙂

el-circulo-hermetico-hermann-hesse

Finalmente, es en este punto que interviene Serrano en la vida de Hermann. Casi como si lo viera, presentándose como un miembro del añorado círculo iniciático, despojándolo de su contenido masónico, supongo, ya que la ideología de Serrano es fuertemente antimasónica.

En la cosmogonía Serrana las altas esferas de la masonería estarían formadas exclusivamente por judíos, (auténticos demonios que detentan el poder mundial, tal y comentaba en el post previo) y en las capas más bajas conviven judíos y no-judíos completamente ignorantes de los manejos de sus superiores, algunos de los cuales cuando se dan cuenta de la realidad abandonan la orden (no sin las graves represalias de los dirigentes). Según Serrano, Mozart, por ejemplo, fue uno de esos masones rebeldes. Y, probablemente, vería en Hermann otro ejemplo de Masón rebelde contra los diablos judíos, y buen candidato a integrar su proyecto de «círculo hermético», junto con Jung. Una autentica versión neonazi de la masonería que no llegó a cuajar (¿o si?)

Abraxas

El espíritu de «Abraxas» parece revolotear a lo largo de la vida y obra de Hesse. Abraxas sugiere la paradoja de un Dios que, habiendo creado el mundo, es creador de lo Bueno y de lo Malo. Los adoradores de Abraxas son adoradores, por tanto, de lo bueno y de lo malo del mundo.

Pero, como toda buena paradoja, la paradoja de Abraxas apunta hacia un nivel de conciencia que trasciende la lógica humana. Pretender extraer humanas conclusiones puede conducirnos a situaciones un tanto peculiares.

Demian, hablando con Sinclair sobre Abraxas le comenta algo así como que «desde luego, no vas a asesinar y violar jovencitas«.
Pero es lo que HH, finalmente, casi termina haciendo, como hemos visto mas arriba.

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La idea de que la adoración de Abraxas nos da licencia para hacer lo que nos dé la real gana en la vida puede llegar a ser un tanto peligrosa y un claro componente, cuando no desencadenante de las psicosis de tipo mágico-místico. Lo peculiar de esta creencia es que, al tiempo que nos abandonamos al tabaco, al alcohol u otras drogas y desarrollamos en la vida cotidiana una total falta de consideración ante los demás, anteponiendo nuestros objetivos por sobre los de nuestros próximos, encima de éso, nos colocamos una aureola de mística superioridad por la gracia de nuestra adoración abraxiana.

Abraxas tiene su sentido, Su adoración puede tener sentido. Pero quizá la clave para una correcta adoración de este Dios no sea evidente ni esté al alcance de cualquiera. Si somos adictos al alcohol, o a la heroína, y empezamos a tomar conciencia de nuestra precaria situación, y entonces nos acordamos de Abraxas y decidimos seguir adorando nuestros cuestionables vicios… no sé, yo diría que es una adoración un tanto trampicosa. ¿Porqué no adorar también el síndrome de abstinencia? ¿Porqué no adorar la vida tal y como se presenta sin estimulantes? Y, ¿porqué no adorar al animal de rebaño y a la insulsa vida burguesa? ¡Son igualmente aspectos de abraxas!

Siddharta también se arroja a los pies del «lado oscuro»: la riqueza, los placeres, el vino… pero ¡para resultar favorecido espiritualmente! De nuevo una peligrosa moraleja: «¡cometer maldades es bueno!» ¡Es bueno porque así aprendemos por propia experiencia ! La experiencia de cometer el mal nos vuelve más sabios! Más sabios que aquellos pobres animales de rebaño que no tienen la valentía de cometer todo tipo de maldades para aprender así de la experiencia. …

Guru de la Contracultura

Se ha comentado acerca de la influencia de Hesse sobre el movimiento contracultural y movimiento Hippie de los 60 y siguientes. De hecho encontramos a lo largo de su obra ciertos elementos típicos:

– El rechazo de la cultura burguesa

– El rechazo a la familia, como parte de, o en la medida en que representa, la cultura burguesa.

– Rechazo a las autoridades culturales, políticas, culturales y religiosas

– Rechazo a la patria, a la propia nacionalidad

– Rechazo a la guerra

– Interés por la cultura espiritual oriental, india y china, principalmente

– Uso de drogas: alcohol, tabaco, opiáceos,

Le faltaría únicamente modular un poco su etnocentrismo, y poner en su sitio a las razas no europeas. Da la impresión de que cree en el renacimiento espiritual de Europa, a pesar de la decadencia cultural de la época. Pero no queda muy claro cual es el lugar que asigna a otras razas, la negra, por ejemplo…

¿Verdad que [la juventud europea] es igual que la cabaña de adolescentes en un pueblo de negros? Y todo igual, hasta los tatuajes, siguen de moda. ¿Ve usted?: esto es la joven Europa.

Diagnóstico

Había comenzado el post con la intuición de una posible desviación psicótica de Hermann Hesse y que pudiera ser origen de algunas de las características de su psiquismo comentadas más arriba. Pero profundizar en un ajustado diagnóstico y tratamiento sobrepasa con mucho los objetivos de este capítulo. En primer lugar, porque estoy dando palos de ciego sobre unos datos biográficos un tanto escasos. Por otra parte, estoy proyectando sobre Hermann ciertos aspectos de sus personajes, lo cual no es 100% exacto, desde luego.

Las desviaciones psicóticas, por su parte, no son fáciles de diagnosticar ni de gestionar. Normalmente se trata de un conjunto de pequeños síntomas que no dicen nada por separado y es preciso integrarlos en una composición común. Por otra parte, el trastorno psicótico parcial convive, puede convivir, con una manifestación vital sana, incluso genial, incluso iluminada, de la misma manera que un trastorno reumático, digestivo o respiratorio, sin que uno le quite relevancia al otro.
Y como lo peculiar del trastorno psicótico es, precisamente, que el interesado no suele estar de acuerdo con el diagnóstico, y que defiende en solitario un sistema de creencias, hipótesis y actitudes que reivindica como correctas, y que nadie más comparte, es difícil practicar un enfoque objetivo del asunto.
En la psicosis parcial de tipo mágico-místico, el interesado puede terminar apelando a algún tipo de autoridad sobrenatural: Dios, el Destino, Extraterrestres o dioses menores, que le tutelan y le dirigen directamente en su camino atípico y solitario. La explicación última de su carácter aislado e incomprendido se remite a su condición de «elegido» y favorecido por los entes divinos; de ser un «adelantado a su tiempo» y enfoques similares. Cuando el éxito social parece favorecerle, se convierte en prueba de que los poderes divinos le apoyan. Pero la incomprensión también se convierte en prueba de estar adelantado a los tiempos, el estigma de su unión con Dios es lo que provoca el rechazo social, «así como los profetas del pasado también resultaron incomprendidos» y maltratados por sus entornos sociales…
Ahora bien, un diagnóstico objetivo debe considerar la probabilidad de que la intervención divina sea cierta. Incluso la probabilidad de que la intervención divina y/o sobrenatural vaya paralela a la desviación psicótica, de la misma forma que pudiera ir unida a una enfermedad cardiovascular, o de la misma forma que la genialidad del artista va con frecuencia asociada también a trastornos de tipo psicótico.

Con lo cual la valoración de los síntomas psicóticos de contenido mágico-místico dentro de un proceso místico supuestamente genuino, no resulta tarea fácil, al menos desde coordenadas objetivas. O bien es el interesado quien se autodiagnostica y, si procede, se corrige a sí mismo; o bien son los entornos de interés psicosocial quienes diagnostican y, si procede, presionan para forzar un tratamiento en función de sus parciales intereses de tipo ético, legal, filosófico o religioso…

«Yo era entonces, con mis dieciocho años, un chico poco corriente, precoz en unos sectores y muy retrasado y desorientado en otros. Cuando me comparaba con los demás, me sentía unas veces orgulloso y satisfecho de mí mismo pero otras deprimido y humillado. Unas veces me consideraba un genio, otras un loco. No conseguía compartir las alegrías y la vida de mis compañeros, y me hacía reproches y cábalas como si estuviera irremediablemente separado de ellos y se me negara la vida»(Demian, pág 43)

Pero, en fin, de momento, baste con dejar caer sobre la mesa los interrogantes, las contradicciones y dificultades relacionadas. Tampoco se trata exactamente de diagnosticar la persona de Herman Hesse, sino más bien diagnosticar su obra, y valorar la posible influencia de su obra en las ulteriores generaciones.

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LINKS

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https://isaspi.wordpress.com/2014/11/26/hermann-hesse/

https://isaspi.wordpress.com/2014/09/25/hippies-punkies-y-otras-tribus-urbanas/

http://es.wikipedia.org/wiki/Hermann_Hesse

http://www.elmistico.com.ar/descarga/hesse/index.htm

http://www.gss.ucsb.edu/projects/hesse/

http://www.lectorium-rosicrucianum-calw.de/artikel/faszination-hermann-hesse

http://www.hermann-hesse.de/es/biograf%C3%AD

http://books.google.es/books/about/El_C%C3%ADrculo_Herm%C3%A9tico.html?id=w0SogOeH2ZIC

http://www.thecult.es/libros/las-mujeres-de-hermann-hesse-de-reetz-baerbel.html

https://www.youtube.com/watch?v=no7YIzzcN1Y (shiddarta peli)

https://www.youtube.com/watch?v=p3pVGmesR9o (lobo estepario, peli)

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Acerca de Isar

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2 respuestas a Hermann Hesse II

  1. joao dijo:

    Muy bueno. enhorabuena.-

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