Filosofía del Lenguaje III (El Diario II)

Reflexiones sobre el sujeto y el objeto. Alma, materia y consciencia. Consciencia espacio-temporal. Dimensiones objetiva y subjetiva de la existencia.

Continúo con los comentarios al diario, en la línea del post anterior. Por cierto, que ya me lo han devuelto, los MIB 😉 La transcripción, más o menos estaba bien, no creo que haga falta cambiar nada, de momento.

(https://isaspi.files.wordpress.com/2014/12/diariopart1.pdf)

Las siguientes entradas continúan afinando el conocimiento del «Sujeto». O, al menos, el discernimiento entre la dimensión «sujeto» y la dimensión «objeto»:

«El cuerpo se compone de células, cada una de las cuales tiene vida propia; la cual se conserva gracias a la diversas funciones del cuerpo (nutrición, respiración, etc.)»

«Soy consciente de que existo. ¿Y los animales? ¿Y las células que componen el cuerpo?»

«Una intuición, una sensación de una realidad que no es materia (¿qué es la materia?) Que debiera ser independiente del mundo exterior pero que de alguna manera se relaciona con él»

Estoy echando mano de las ciencias biológicas, y a sabiendas de que resulta una estrategia un tanto «tramposa». Quiero decir que yo ya no estoy tratando de un conocimiento obtenido por investigación directa sino a través de «intermediarios», a través de los profesores universitarios. Recuerdo que fue para mí toda una revelación, en una clase de biología, hacia los 14 años, que el cuerpo estaba compuesto de células cada una de las cuales tenía vida propia. Entonces, quién era yo? O «dónde» estaba yo? Yo sigo siendo Yo, aunque me falte un brazo, una pierna… aunque me cambien una por una todas las células del cuerpo… Con lo cual llegaba inevitablemente a la reflexión acerca del «Alma» y su relación con la materia.

A continuación vienen unas extensas reflexiones sobre la naturaleza del tiempo y del espacio, que a su vez son los componentes básicos de la materia. No voy a repetirlas todas, se encuentran en la transcripción del diario:

https://isaspi.files.wordpress.com/2014/12/diariopart1.pdf

La materia «entra» en el alma, en la consciencia, a través de los sentidos. De modo que para llegar al centro del alma, si existiese, habría que obviar toda «presencia» sensorial. E intentar llegar a aquélla zona de la conciencia desprovista de toda referencia sensorial.

¿Existe la consciencia como algo independiente de las sensaciones? ¿o solo puede existir en unión con éstas?

«La idea que cada ser tiene del mundo exterior dependerá de sus sentidos. Así un hombre cuando piensa en el mundo, piensa en un espacio relleno de cosas de colores. La idea que tenga del mundo un animal cuya vista sea mucho menos importante que sus demás sentidos solo él lo sabe. Para un ser con vista existen los colores y el espacio. Un ser sin vista no podría llegar a imaginar en qué consisten. No tienen existencia para él. »

Esto nos sitúa ante otra línea de indagación. Y es que lo que comúnmente llamamos «mundo» o «materia» es una proyección de nuestros sentidos sobre la conciencia. Algún tipo de realidad, estimula nuestros sentidos provocando en nuestra conciencia la imagen de un espacio lleno de colores y sometido a las «leyes» del Tiempo. De modo que la materia no está «fuera». O mejor dicho, el color, el espacio, no están «fuera», sino que son generados dentro del cerebro. Y pongo comillas en «fuera» porque si el espacio se genera «dentro» del cerebro, ya no tiene sentido pensar en términos de dentro-fuera segun un esquema espacial. Todo es metafórico. Y como toda metáfora, no debe interpretarse literalmente. No debe entenderse, literalmente, que «ahí fuera» exista un espacio tridimensional que se extiende hasta el infinito. Cuando partimos de ese supuesto llegamos inevitablemente a un sinfín de paradojas y contradicciones.

«Si trasladamos un cuerpo de un punto A a otro B, podemos decir que ese cuerpo ESTUVO (permaneció un periodo de tiempo medible) en A y estuvo en B; pero no estuvo en ningún sitio (espacio) comprendido entre A y B. Como entre A y B hay infinitos «sitios» el tiempo que permanece en cada uno de ellos es cero».

Lo único que existe realmente, son las sensaciones, tal cual las percibimos, y referidas al «sistema de coordenadas» subjetivo de cada sujeto. Lo que no existe es la existencia objetiva. O, mejor dicho, no puede definirse; y, en cualquier caso, se trataría de una definición diferente del término «existir».

<Podríamos definir la palabra «existir» de dos formas:

– Existe todo aquello que pueda ser percibido por un perceptor aunque sea indirectamente: los planetas, los átomos…

– Existe únicamente aquello que se deja sentir: solo existen las sensaciones Y esto vale solamente para MI. Todo lo que exista en un determinado momento dependerá de la situación del observador en el espacio.>

El factor voluntad, o la capacidad de actuar sobre el mundo:
«Tenemos algo que ES, Es consciente. Voluntad. Una continuación ininterrumpida de sensaciones. Un conocimiento de una serie de normas que rigen ese continuo fluir de sensaciones.

El cuerpo me permite jugar con la materia; es decir: jugar con las sensaciones que estoy recibiendo y/o que voy a recibir. Las cuales harán que yo cambie (y permanezca)»

Bueno, estas son las principales ideas de la primera parte del diario. Continúan recogiendo la influencia del enfoque científico-académico: matemáticas, física, física moderna, biología, psicología… Y sobre todo se nota la influencia del Jnana-Yoga.

La segunda parte, quizá, resultó un poco más explosiva, a ver como lo planteo.

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