Las primeras desarmonías. Demócrito. El Logos: esencia y apariencia; consciencia e inconsciencia. Ampliación de la consciencia. La critica que sale por la boca. Recuerdos interlunares.
El panfleto de la «Revolución Mágica», comentada en el último post, marcó un punto de inflexión. Todavía destila optimismo y autoconfianza, en la misma línea que las entradas previas del diario. Pero, a partir de aquí, comienzan a surgir dudas, desconfianzas, y una cierta inseguridad. Resulta significativo que yo comience a reflexionar sobre el tema de la “armonía y desarmonía”:
«El significado de armonía es muy amplio. La armonía se opone a la desarmonía. La desarmonía es medible: se puede ser más o menos desarmónico. Cuando es infinitamente pequeña, =0, se convierte en armonía. La armonía es UNA y no es medible.»
«La desarmonía es lo que me hace no estar a gusto. Con mucha precaución, podemos identificar el significado de armonía y desarmonía con:
Armonía: paz, seguridad, nada-todo, felicidad, optimismo, bienestar, alegría, no pasa nada
Desarmonía: Inseguridad, infelicidad, pesimismo, algo raro pasa.»
«Armonía es lo que, seguramente, son las plantas, animales y minerales.»
«Hay una serie de cosas que pueden hacer disminuir la desarmonía y otras que la aumentan.
Disminuye: Oxigenación, reducción de alimentos (ayuno), ejercicio, drogas, realización de deseos, naturaleza, soledad, compañía, sensaciones deseadas, trabajo voluntario, rotura de monotonía, sueño, clima (día despejado después de lluvias) nevadas
Aumenta: Falta de oxígeno, exceso de comida, falta de ejercicio, drogas, no realización de deseos, ciudades, lugares cerrados, soledad, compañía, sensaciones no-deseadas (música), trabajo involuntario, televisión, monotonía…»
«La compañía de un mismo individuo puede, en un momento, aumentar la desarmonía y en otro momento disminuirla. Lo mismo pasa con una determinada agrupación de individuos y con una determinada lectura.»
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Bueno, no sé por qué motivo, yo decía que la desarmonía puede dimensionarse y la armonía no. También podría hablarse de “más o menos armónico”. Pero, en fin, a lo que íbamos, es posible que el hecho de introducir el tema de la desarmonía fuese un indicador de que mi percepción subjetiva de las cosas fuese menos optimista.
A destacar que aparecen las drogas como factores, tanto de armonía como de desarmonía. Lo cual es reflejo de una creciente actitud crítica con las drogas (la cual irá aumentando).
Algo similar ocurre con la soledad y la compañía. Indicio, quizá, de que comienzo a sentirme un poco desarmónico conmigo mismo y con los demás.
Pero, aún constatando la entrada de ciertos indicios de “desarmonía”, inseguridad o tristeza, mi percepción subjetiva no es excesivamente negativa.
Demócrito
Las reflexiones filosóficas continúan, influidas, posiblemente por el recuerdo de Demócrito y la química clásica:
“No existe la materia viva o muerta. La materia es siempre la misma. Es un continuo fluir de átomos. Las plantas son átomos que fluyen, dejando la apariencia de tierra para obtener apariencia de plantas. Estos átomos con apariencia de plantas siguen fluyendo y obtienen apariencia de hombres o de animales. Y siguen fluyendo pasando a volver a tener apariencia de tierra. El fuego es un conjunto de átomos que fluyen; dejando la apariencia de madera y oxígeno y tomando apariencia de gas y ceniza.»
YO SOY el espectador de ese continuo fluir de átomos, incluidos los átomos de mi cuerpo”
Logos: esencia y apariencia
Y un intento de aproximarme a la noción del LOGOS (de Dios, vamos):
“Todo es esencia y apariencia de esa esencia. La consciencia es parte de esa esencia. El resto de la esencia es inconsciencia. La inconsciencia existe porque existe el cascarón y la desarmonía. A medida que se van superando cascarón y desarmonía, la consciencia se va haciendo más AMPLIA.
Cuando la consciencia se hace más amplia, al dirigir la mirada hacia el interior, al sentir la consciencia, se nota que está más lleno”
Desarmonía, drogas y ampliación de la conciencia
Unas reflexiones clave, a punto de terminar el diario:
- “Las drogas pueden hacer la consciencia más amplia”
- “Con drogas vienen ondas desde el inconsciente, y pueden confundir”
- “Al irse ampliando la consciencia y si no se rellena de armonía, la desarmonía también se hace más amplia”
Que, de nuevo, muestran una creciente percepción crítica de las drogas. La ampliación de la conciencia promovida por drogas no va acompañada necesariamente de una mayor felicidad. Hay otros vectores, o dimensiones, que pueden ir, incluso, a la contra… No recuerdo a qué «ondas del inconsciente» me refería, pero no tienen buena pinta 🙂
Logos: consciencia e inconsciencia
Y, de nuevo, una invocación al LOGOS. Son los últimos párrafos del diario:
Teóricamente, la consciencia podría ampliarse hasta abarcar todo el inconsciente, que, entonces, ya no sería inconsciente, sino consciente.
Y en el seno de esa gran consciencia existirían “focos conscientes” que serían inconscientes del resto de la Gran Consciencia. Y, también, teóricamente, esa «Gran Consciencia» sería una «Gran Armonía»
No recuerdo si esta última parte fue escrita bajo los efectos de algún ácido. Por el tamaño de la letra yo diría que sí, pero no estoy seguro.
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Ahora, desde la distancia, yo diría que el diario ignora, o al menos no le da la suficiente importancia a, ciertas causas de esa “desarmonía” que se va implantando en mi sistema:
«Efectos secundarios» del ácido
Por una parte están los efectos secundarios de las drogas. Ya me era evidente que el hachís me dejaba fuera de juego y provocaba unos efectos que no eran muy normales. Pero yo tenía tendencia a obviar los efectos perniciosos del LSD pese a que, era evidente que precisamente la onda expansiva del LSD era lo que me había vuelto intolerante, o alérgico, frente al hachís (e, incluso, frente al tabaco).
A veces recuerdo como una actitud un tanto masoquista, de fumar hachís a sabiendas de que me iba a sentar fatal, solo por saborear el placer de olerlo, amasarlo, preparar el porro con devoción, y disfrutar del sabor del humo penetrando en mis pulmones.
No es lo que entra por la boca lo que contamina.
Había un problema filosófico de por medio que me impedía enfocar este asunto con «sentido común»,
(literalmente hablando, el sentido que es común a los miembros de una comunidad).
Por una parte estaba la relatividad abraxiana del Bien y del Mal, diferentes fenómenos de una única existencia, Dios ha creado tanto lo bueno como lo malo, de modo que lo malo no puede ser tan malo. Además, estaba la supuesta separación de alma y cuerpo, que me llevaba a pensar que una simple sustancia bioquímica no podía dañar el “alma”. Y que, como dijo el evangelista: “No es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre, sino lo que sale de ella lo que le contamina” (Marcos, 7)
Sino lo que sale de ella 😀
Por otro lado, otro factor posiblemente desarmonizante, es que entra en escena una actitud más crítica y más hostil del entorno hacia mí. Al menos ése es el recuerdo que tengo, desde la distancia, y que, por otra parte, es bastante lógico. Yo estaba llamando la atención, en un pueblo pequeño, tomando drogas fuertes, a plena luz del día; a la vista de mucha gente, escribiendo panfletos, y sería de esperar, en lo social, una actitud cada vez más negativa. Y en lo psicosocial tres cuartos de lo mismo, aunque de otra manera.
Yo pretendía ser independiente de las opiniones y críticas ajenas. “ande yo caliente y ríase la gente”, que se suele decir. Pero no es posible una independencia total. Se puede tener una mayor o menor impermeabilidad frente a la crítica ajena. Sobre todo cuando uno está bien arropado por su grupo psicosocial de referencia, y se está en plena salud y vitalidad.
Pero cuando las críticas arrecian, el grupo psicosocial de referencia comienza a presentar fisuras y el psiquismo está extremadamente sensible por el consumo de hachís y la onda expansiva del ácido… entonces el grado de desarmonía interna ( o de armonía, según se mire 🙂 ) se va a ver indefectiblemente afectado.
Hacia una teoría de las críticas
De hecho, en cierto modo, los pensamientos pueden considerarse como “cosas”. De la misma manera que podemos tirarle a alguien una piedra, le podemos lanzar un pensamiento crítico. Lo bueno que tienen las piedras, es que pueden fallar el golpe, y el destinatario no enterarse. Lo bueno que tienen los pensamientos, es que son más ligeros. Pero cuando se repiten y se realimentan, contra un destinatario sensible, pueden llegar a ser peligrosos, incluso, aunque el destinatario, quizá, no llegue a ser muy consciente de cuál es el origen de su desarmonía interna.
No está claro el proceso por el cual un pensamiento en la mente de un emisor puede provocar una desarmonía en la conciencia del destinatario. Ni cuales son los tipos de pensamiento que, potencialmente, pueden dañar al destinatario. Estoy hablando, por ejemplo, de pensamientos de crítica. Aunque también suele hablarse de una crítica constructiva.
No sé, yo diría que hay una crítica destructiva que «intenta» destruir al destinatario, como cuando se dice, «no vas a ser nada en la vida», o «eres un idiota». Pero hay también críticas, llamémosles, transformadoras, que intentan transformar al destinatario. Transformarle en beneficio del emisor, por supuesto: «deberías darme 100 dólares» o «deberías convertirte al catolicismo». Todo lo cual lleva implícita cierta negatividad. Criticas auténticamente constructivas, yo no se si abundan. Pero, en fin, esa es otra historia.
Según el enfoque esotérico la negatividad se trasmitiría de modo «telepático» a través de un canal mágico, astral o etérico, aún no reconocido por la ciencia moderna. La “energía” emitida por el emisor llega al receptor a través de mecanismos desconocidos, impregnándole de la negatividad generada en el emisor, si fuese el caso.
Según el modelo informacional, el pensamiento se convierte en información que es emitida de manera verbal, o no verbal. La información es captada por el receptor, de manera consciente o insconciente. La información es procesada por el sistema neuronal receptor, activando procesos internos que se transmiten a la conciencia en forma de sensaciones negativas, o desarmónicas.
Ignorando las ofensas
Posiblemente, ambos modelos tengan algo de verdad. Pero el modelo informacional explica mejor el dicho de que «ojos que no ven corazón que no siente». También es cierto que una crítica destructiva puede tocar el sistema receptor sin haber sido antes «pensada» por algún emisor. Por ejemplo, cuando las críticas no se refieren a nosotros y sólo nos lo imaginamos. O el emisor sufre un lapsus con el «corrector automático» y nos llama «estúpidos» en lugar de «estupendos». Y, en general, cuando interpretamos la crítica en un sentido diferente que realmente estaba pensando el emisor.
O sea: que buena parte de la negatividad resultante en el momento de la crítica reside únicamente en el propio receptor…
Bueno, es un tema interesante, quizá para desarrollarlo más adelante con calma.
Recuerdos interlunares
Entonces, como decía, es posible que, desde el viaje de ácido de la Luna de diciembre, comentado en el post anterior, las críticas contra mi persona aumentasen, y comenzasen a afectarme. Aunque, de las anotaciones del diario, no se desprende que, a nivel consciente, yo sintiera que eso era así. O al menos no quería creer que fuese un problema relevante.
Los recuerdos que me quedan no son muchos ni muy ordenados.
Por ejemplo, no recuerdo lo que fue de Ixiu después del viaje de la Luna comentado en el post anterior. Pero me quedan algunos recuerdos que apuntan en esa dirección.
El día que mostré el panfleto sobre la «Revolución Mágica» a unos compañeros, alguien cercano comentó, refiriéndose a mí “Este hombre no se da cuenta de lo que está haciendo”. Una frase lo suficientemente ambigua como para darle vueltas, pero sugería cierta discriminación o marginación: hablaba de mí pero no conmigo.
También sufrí un rapapolvo por parte de mi hermano. Me recriminó la escalada en el consumo de LSD y anfetaminas por la época. Alegué que era una simple investigación, comprobar y comparar, los efectos de estas sustancias, y el proceso de «subida» y «bajada».
Otro amigo también me dijo algo de que “la gente”, cada vez tiene más cuidado con el LSD; como lanzándome la indirecta de que yo me estaba pasando.
Por otra parte, el hachís no me sentaba bien desde un tiempo atrás, como comentaba antes. Me ponía en órbita, y no podía seguir el hilo de las conversaciones, aparte de que cada vez me interesaba menos el modo de vida que llevábamos en la calle.
Recuerdo un episodio, de estar fumando un porro con un amigo. De repente llega un personaje, (era un mago negro que falleció años después) se coloca descaradamente en medio de los dos, dándome la espalda, y le recrimina a mi colega por estar conmigo.
– ¿Pero, qué haces con este colgao? ¡ mándale a paseo, que siempre está triste!.
De tonto no tenía un pelo. Había olido una buena cosecha, pero no llegó a catar el canuto, nos saltamos su turno y nos lo fumamos entero.
Recuerdo también una pareja que se me cruzó hablando de mí :
– Se ha quedado colgao – decía él –
– ¿Y nadie puede hacer nada por él? – contesto ella –
– No, nadie puede hacer nada
Una cuadrilla de chavales también se me cruzó un día por la calle, riéndose de mí y gritando: «¡Colgao! ¡Colgao!»
También recuerdo las palabras de un amigo «Este tío de qué va (qué vende)? ¿Va de colgao? Un personaje así, ¡yo que sé! ¡no se puede hacer nada con él! »
Me dejó un poco resentido hasta que, lastimosamente, falleció pocos años después, durante un viaje de ácido: saltó al vacío desde un barranco. Dios sabe en qué estaba pensando, o que tipo de alucinaciones estaba teniendo, o donde pensaba que estaba.
Mi ángel guardián también se me llegó un día cuando estaba a punto de tomar un ácido, recriminándome amablemente:
– ¿estás seguro de lo que haces, con tanto ácido? – preguntó él –
– No te preocupes. – le respondí – El Bien y el Mal no son más que diferentes fenómenos de una única Existencia. Y puesto que Dios ha creado el Mal, el Mal no puede ser tan malo. Y además, no es lo que entra por la boca lo que contamina al hombre…
Y ante semejante argumentación, mi Angel levantó los ojos al cielo con gesto resignado, y se fue, aleteando, ausentándose durante una temporada.
– «Flop Flop Flop Flop»
Mis amigos, más cercanos, se mantuvieron cerca de mí, la mayoría. Pero yo estaba a otro nivel y no podía compartir mucho con ellos.
En cualquier caso se había producido un cambio en mí, un cambio que era visible por mis compañeros más cercanos, y que, necesariamente, debería provocar comentarios en un sentido u otro. La gente menos cercana no podía valorar ese cambio, del día a día; pero me habían visto por la calle en mis viajes de ácido, un tanto atípicos, quizá.
Esta época de «transición» termina con la reaparición de Ixiu, que recogió la propuesta que le hice para irnos al monte una temporada. Y nos fuimos, en otro viaje; viaje sobre viaje, de los que dejan huella.
Carne para próximo capítulo.
Genial… Tus reflexiones en torno a la armonía me recordaron al gran Heráclito
“No entienden cómo, al divergir, se converge consigo mismo: armonía propia del tender en direcciones opuestas, como la del arco [toxon] y de la lira [lyre]” (frag.51).
Abrazo, Isar! Gran post!, Aquileana 😀
Me perdí un poco al principio y al final, pero en cuanto a la armonía y las críticas, eso me tocó un punto importante, me pusiste a reflexionar. Gracias.
Abrazo de luz
Hola Silvia, gracias por acordarte de mis viejos posts 😀
Si tienes razon, algunas historias están un poco liosas. Siempre me digo que son borradores que tengo que repasar pero no me da para más, de momento quedan por delante algunas otras que me gustaría desahogar y tampoco llego, la próxima encarnación quizá 😉
Abrazos
Jajaja, tú insiste en ésta, la otra ya traerá sus propios retos.
Anduve buscando en tu blog y me encontré este post.
Abrazo de luz