Exodo
( https://www.biblegateway.com/passage/?search=%C3%89xodo+1&version=RVR1960 )
Una de las epopeyas más peliculeras (literalmente, digo, de que se han hecho películas) de la Biblia es la historia de Moisés narrada en el Éxodo. De dudoso carácter histórico, y difícil digestión. Sin embargo algo «resuena» en su trasfondo, no se sabe muy bien qué.
El comienzo ya resulta familiar. Por ejemplo, aquello de que algún malvado rey decide asesinar a todos los niños recién nacidos. La madre de Moisés lo pone a salvo dejándolo en una cesta en el río, siendo adoptado por los egipcios. Hummm… cómo era aquella historia de Herodes, que también hace lo propio…
La historia del cestito también se repite en algún sitio… En el Mahabharata quizá…?
Finalmente, el guión de fondo de que Moisés, con la ayuda de Yahvé, o Yahvé con la de Moisés, no sé, conducen al pueblo elegido, a través del desierto, hacia la tierra prometida, también se nos antoja que pueda tener un doble sentido (¿el retorno al paraíso perdido?)
Pero quizá resulte un tanto arriesgado especular sobre las intenciones de los autores del Exodo (que se atribuye al propio Moisés, creo).
Vamos a ver qué mensajes, más o menos subliminales aparecen en su interpretación ortodoxa.
Negociando con el Faraón
Lo primero es la idea de un Yahvé-Dios que se dirige a Moisés con grandes prodigios, y dándole órdenes sobre cómo debe de actuar para sacar al pueblo de Israel del dominio del faraón y guiarlo a la tierra prometida.
Este es un guión que se repite a lo largo de toda la Biblia: Yahvé se dirige a un profeta, a un personaje corriente, con poca capacidad de palabra (como era el caso del propio Moisés) y lo utiliza para dar a conocer sus deseos para con el pueblo elegido. Por lo general, y como es lógico, el pueblo se resiste a creer al profeta, y Yahvé se ve obligado a escoltarle con todo un repertorio de milagros más o menos sangrientos.
Moisés recibe la misión de personarse ante el faraón e intentar convencerle para que, por las buenas o por las malas, deje libre a su pueblo, el pueblo judío.
Como milagro de muestra, un bastón, que se convierte en serpiente. El faraón no se deja impresionar: sus magos colaboradores también hacen lo propio. También convierten, no uno, sino tres bastones, en sendas serpientes. Finalmente la serpiente de Moisés se come a las del faraón; pero, bueno, en cualquier caso, el milagro de Moisés queda un tanto eclipsado, parece que ya cualquiera pueda convertir un bastón en serpiente 😀
La serpiente, por otra parte, simboliza algo, también tiene un doble sentido, y aparece a lo largo de toda la Biblia. Ya hemos visto el Génesis…. y es uno de los animales favoritos. Hay varias versiones sobre esto. Pero, de momento, lo dejamos así.
Según el relato bíblico, Yahvé envía un montón de catástrofes, una tras otra, sobre Egipto: el Nilo se convierte en sangre, se mueren los peces, una plaga de ranas, de mosquitos, tábanos, pedrisco, langostas … y no contento con ello, finalmente, manda a su angelito colaborador a asesinar a todos los primogénitos egipcios. Todo ello con el objetivo de convencer al faraón para que libere al pueblo judío.
Lo curioso del asunto es que es el propio Yahvé quien «endurece el corazón», del Faraón, una y otra vez, para que no deje salir a los judíos y tener la excusa perfecta para mandarle un castigo tras otro.
Uno se pregunta si no habría sido más fácil que, desde el principio, Yahvé hubiese ablandado el corazón del faraón y les hubiese dejado salir de Egipto sin tanto desperdicio de sangrientos milagros. Pero, en fin, los designios de Yahvé son inescrutables. 😊
El propio Yahvé da una explicación de su proceder: todos estos milagros son para que el pueblo judío recuerde por siempre el día en que fue sacado de Egipto. (No es la única ocasión en que la biblia ofrece explicaciones de este tipo, dejando caer, de paso, la idea de la falta de autonomía humana en las propias emociones y/o decisiones.)
Y la verdad es que, a pesar de tal repertorio de milagros, el pueblo elegido tenía una extraña tendencia a olvidar fácilmente el poder de su Dios. Con frecuencia se rebelaba, se quejaba contra Moisés: «con lo bien que vivíamos en Egipto, y nos traes al desierto a morir de hambre y sed…!» Y se fabricaban un becerro de oro a quien adorar…
Otro guión que se repite: La eterna resistencia del pueblo elegido a creer en Yahvé y en los sufridos profetas.
Hacia la tierra prometida
Pero volvamos a la salida de Egipto. Según la leyenda bíblica Yahvé escoltaba a su pueblo en forma de una columna de nube por el día y una columna de fuego por la noche. Ignoro si tendrá alguna connotación simbólica o, como sugiere la versión ufológica, se trata de una nave espacial.
Exodo 13:21-22
» Y Yahveh iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche.
Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego. »
Sea lo que fuere el fenómeno, es una manifestación visible del poder de Yahvé, a la vista de todo el pueblo. No se trata tanto de una prédica mística o filosófica, una persuasiva explicación de los misterios divinos. Unica y simplemente, la ostentación de milagrosos prodigios, que bien podrían haber sido realizados por una cuadrilla alienígena con sentido del humor suficiente.
Puestos a especular, también podríamos sonsacar un sentido metafórico, pensando en el camino «interior», de retorno al paraíso, también interior…., guiado por el espíritu del Yahvé interior, de ese «interior» que no es interior ni exterior… Guiado por la clave vibratoria que nos contacta con Yahvé. La clave vibratoria que nos alumbra en las confusas noches y nos da sombra en los tórridos días.
Pero la carne es débil, y ante las dificultades se desanima, pierde la fe en Yahvé, pierde la clave vibratoria adecuada para atravesar el desierto:
Exodo 14:11-14
Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?
13 Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Yahvé hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis.
14 Yahveh peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.
Pero, la verdad es que los movimientos estratégicos de la nube de Yahvé en el plano tridimensional son un tanto sospechosos y caprichosos. Cuando, por ejemplo, Yahvé se coloca a la retaguardia de la comitiva judía para contener la embestida del Ejército egipcio (por lo que se ve, Yahvé endureció de nuevo el corazón del faraón, que se arrepintió de haberlos dejado marchar y volvió a la carga contra ellos):
(EXODO 14:19-20)
Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas,
20 e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros…
Aterrizaje en el Sinaí
La descripción del aterrizaje de Yahvé sobre el monte Sinaí no tiene desperdicio:
EXODO 19:16-20
16 « Al amanecer del tercer día hubo relámpagos y truenos, y una espesa nube se posó sobre el monte. Un fuerte sonido de trompetas hizo que todos en el campamento temblaran de miedo. Entonces Moisés llevó al pueblo fuera del campamento para encontrarse con Dios, y se detuvieron al pie del monte. Todo el monte Sinaí echaba humo debido a que el Señor había bajado a él en medio de fuego. El humo subía como de un horno, y todo el monte temblaba violentamente. El sonido de trompetas fue haciéndose cada vez más fuerte; Moisés hablaba, y Dios le contestaba con voz de trueno.»
Si éso no es la descripción del aterrizaje de una nave aeroespacial, que baje Dios y lo vea.
O, pensándolo bien… mejor que no baje, que se quede formalito allá arriba 😀 😀
Bueno, con un poco de imaginación, podríamos suponer que, en clave metafórica, de lo que se trata es de el descenso del Poder de Yahvéh sobre el sistema neuronal humano, de un incremento de la frecuencia de la clave vibratoria, experimentada como» toques de trompeta» , «rayos» y «truenos». Incluso puede entenderse la preocupación de Yahvé para que quienes no disponen de un sistema nervioso adecuado se mantengan a una distancia prudencial de estos eventos.
El sistema legislativo
Tras el aterrizaje, Yahvé conversa largo y tendido con Moisés, cara a cara, según se dice. Yahvé da instrucciones a Moisés sobre cómo debe comportarse su pueblo elegido. Qué cosas han de ser prohibidas, y cuales otras obligadas. Hace entrega de las tablas de la Ley, inicios de un sistema legislativo grabado en piedra, para que perdurase eternamente.
Y ya sabía lo que se hacía :).
Pues parece ser que Moisés estuvo 40 días y 40 noches platicando con Yahvé (al igual que Jesucristo haría lo propio ayunando en el desierto), y a la vuelta, el pueblo elegido ya se había olvidado de Moisés, de Yahvé y de todos los prodigios habidos. Toda una constante en el relato bíblico, por otra parte.
Moisés monta en cólera y rompe las tablas.
Yahvé hace lo propio, y se dispone a desintegrar a su pueblo con sus armas de destrucción masiva; propósito que abandona tras la súplica de su mimado Moisés. Moisés mismo se encargará de pasar por la espada a los sectores más revoltosos de su pueblo.
Otra constante bíblica: los constantes enfados de Yahvé, y sus amenazas con destruir a su pueblo con diluvios, fuego, bombas atómicas y similares. (Amenazas que lleva a efecto con frecuencia, por cierto)
A partir del aterrizaje de Yahvé en el Sinaí, de lo que se trata es de que Yahvé da instrucciones normativas y legislativas a Moisés acerca de cómo debe comportarse su pueblo. Aparte de las clásicas «tablas de la ley» un extenso repertorio, con todo detalle, sobre cómo debe conducirse el pueblo en el día a día.
Resulta llamativo el «no mataras», cuando, precisamente, a nuestro Yahvé, Yahveh de los ejércitos, no le tiembla el dedo a la hora de sembrar de cadáveres el camino hacía la tierra prometida.
Ya hemos visto cómo extermina a los egipcios, a los judíos disidentes… la pena de muerte, por su parte, se aplica sin muchos miramientos para castigar la blasfemia y el adulterio, entre otros delitos. Por no hablar de las masacres realizadas en la propia tierra prometida, que, por cierto, estaba habitada por pueblos que fueron masacrados a golpe de espada, prisioneros, mujeres y niños…
De modo que el decreto-ley del «no matarás» también lleva su «letra pequeña». No se refiere a la casta gobernante, ni a Moisés ni al propio Yahvé. Ni tampoco al soldado que pelea a las órdenes de su superior jerárquico. Lo que esta prohibido es matar a un vecino sin la correspondiente autorización jurídico-administrativa.
Y tres cuartos de lo mismo para el no robarás. Qué fue sino la apropiación de la Prometida Tierra… qué ya tenía dueño…
Bueno, las cosas no han cambiado mucho hasta hoy en día. El aparato militar, jurídico y administrativo se reserva el derecho a matar, con todos los honores, medallas y bendiciones divinas, bombardeando a la población civil con armas inteligentes de ultima generación. El civil que se defiende con un cuchillo de cocina se convierte en personificación de la maldad.
Incluso tenemos vocabulario diferente para describir las muertes ocasionadas al amparo de la ley y las realizadas por libre.
Sacrificios sangrientos
La afición de Yahvé por el derramamiento de sangre es otra constante en las narraciones bíblicas. De hecho una buena parte de las instrucciones dadas por Yahvé se refieren al sacrificio de animales.
Para un pobre vegetariano como yo, esas descripciones que se recrean con todo detalle al final del Exodo, y continúan en el Levítico, resultan un pelín obscenas, pero ahí están.
Al parecer a Yahvé le encanta la sangre y la grasa de animales. O mejor dicho, le encanta el «olor», el humo que se desprende al quemar la sangre, la grasa y, porqué no, el animal completo.
Exodo 26:10
10 »Luego lleva el toro frente a la carpa del encuentro y haz que Aarón y sus hijos pongan las manos sobre la cabeza del toro. 11 Después, en la entrada de la carpa del encuentro, mata al toro frente al SEÑOR.12 Luego toma un poco de la sangre del toro y úntala con los dedos en los cuernos del altar. El resto de la sangre la derramarás en la base del altar.13 Después saca toda la grasa que cubre los intestinos, la parte grasa del hígado, de ambos riñones y la grasa que está alrededor, y quema toda esta grasa en el altar. 14 Toma la carne del toro, su piel y todo lo demás, sal del campamento y quémalos afuera. Esta es una ofrenda por el pecado.
15 »Después diles a Aarón y a sus hijos que pongan sus manos sobre la cabeza de uno de los carneros. 16 Luego mata al carnero y rocía su sangre alrededor del altar. 17 Córtalo en pedazos, lava los intestinos y las patas, y ponlos junto con los otros pedazos y la cabeza.18 Quema todo el carnero en el altar como sacrificio que debe quemarse completamente al SEÑOR, de olor agradable, una ofrenda quemada al SEÑOR»
Y así sigue. Varias paginas.
Solo insistir un poco, por si pasó desapercibido, lo del olor agradable…
26: quema todo en el altar junto con el cordero, que es el sacrificio que debe quemarse completamente, de olor agradable al SEÑOR, una ofrenda quemada ante el SEÑOR.
Curioso! 🙂
No es fácil encontrar una interpretación racional, o racionalmente espiritual de todo esto. Al menos hace falta una buena dosis de imaginación.
Como mucho, podemos pensar que, quizá, el consumo de sangre animal sea incompatible con el camino espiritual; que afecte a nuestro psiquismo y nuestro sistema nervioso de modo tal que impida la emergencia del adecuado tono vibratorio para sintonizar con Yahvé.
Quizá lo ideal fuese la dieta vegetariana 😉 , propia del estado paradisíaco, tal como Moisés señala en el Génesis 1:
29 También les dijo Dios: “Miren, Yo les he dado a ustedes toda planta que da semilla que hay en la superficie de toda la tierra, y todo árbol que tiene fruto que da semilla; esto les servirá de alimento.
Pero, claro, una cosa es ser vegetariano en el paraíso, o en la era de las grandes superficies. Y otra cosa muy diferente es en el desierto del Sinaí, donde quizá no sea técnicamente posible esta dieta… entonces se hace una concesión; se introduce carne en la dieta… pero sin sangre:
Génesis 9, 3
Todo lo que se mueve y tiene vida les será para alimento. Todo lo doy a ustedes como les di la hierba verde. Pero carne con su vida, es decir, con su sangre, no comerán.
La sangre, ese fluido tan especial, que diría Mefistófeles, es la vida, «anima» o alma, según las traducciones.
Bueno, tiene su lógica, su «lógica mágica» al menos: si como sangre animal, me como su alma. Y si me como su alma entonces mi propia alma queda impregnada con ese tan especial fluido animal, con ese nivel vibratorio correspondiente a la conciencia animal, lo cual nos impide sintonizar con el campo vibratorio Yahveísta.
Bueno, hay que tener cuidado con éstos razonamientos místico-mágicos, pero al menos sirven para situarse.
Aquí, quizá, la explicación más racional sea la ufológica.
Hemos visto cómo una cuadrilla de extraterrestres habría sacado, literalmente, al pueblo judío de Egipto, en medio de un potente despliegue de tecnología oopart. Un OVNI les escoltó a través de la ruta por el desierto, de camino a la tierra prometida, les abrió paso a través del mar rojo, desintegró al Ejército egipcio, y finalmente aterrizó en el Sinaí. Aquí les ordena erigir lo que parece sea una tienda-templo, donde llevar a cabo los sacrificios, quemando la sangre, la grasa, las vísceras y, ocasionalmente, el animal completo, provocando un humo, un «olor» agradable para Yahvé.
Entonces, aquí, según el enfoque ufológico, lo que se entiende es que este personaje llamado Yahvé es un reptil extraterrestre (o una cuadrilla) que se alimenta del humo, de la energía vital liberada en estos sacrificios. El objetivo de todo este paripé, de liberarlos del poder del faraón, el viaje por el desierto etc. era proveerse de la energía vital emanada de estos sacrificios.
La sangre, ese fluido tan especial, liberaría, al quemarse, una energía peculiar, un olor grato a Yahvé, que serviría de alimento a estos seres, dioses, ángeles, reptiles, extraterrestres o intraterrenos, que son quienes crean las religiones para proveerse de este tipo de necesidades.
Como hipótesis es bastante coherente. Pero también tiene sus lagunas. Estos extraterrestres, con toda su tecnología, no necesitarían tanta historia para desangrar y quemar animales, a humanos incluso. De hecho, en la casuística ufológica, abundan OVNIS que descuartizan y extraen la sangre de animales.
A no ser que, como señalan algunos ufólogos, estas criaturas también se alimenten de ciertas energías sutiles que emanan del cerebro humano, y especialmente de los grupos humanos congregados frente a un evento sangriento de este tipo…
Y en las guerras, promovidas por Yahvé, por cierto.
Por otra parte, quedaría pendiente de resolver el misterio de la existencia, ya que, si las religiones son simples engaños de una raza reptiliana para extraernos el fluido vital ¿donde queda el «verdadero» dios? ¿El verdadero Bien?
¿El verdadero Bien consiste en alimentar a estas criaturas, como un rebaño de esclavos?
¿O quizá consiste en el camino que nos liberará de su dominio?
¿Una liberación para la cual sea necesario aprender a mantenerse en el tono vibratorio adecuado ?
¿O, dicho en lenguaje bíblico: aprender a pronunciar correctamente el Nombre de Yahvé?
Y esto nos conduce de nuevo al inicio de la historia, en que el pueblo judío era esclavo del Faraón…
Hummmmm….
¿Quizá el verdadero culto a Yahvé implique la liberación de cierto tipo de esclavitud?
Ufff!! quien me mandaría meterme en estos berenjenales interpretativos… Pero en fin, ahí queda…