Upanishads ( VII, Resumiendo)

Atman y Yo
La continuidad del Yo
Frontera o continuidad entre Atman y Yo
Continuidad de conceptos Mayávicos
Atman como sujeto-permanente-fijo
Interior o  Exterior del Yo
Posmortem atmánico
Placer y Deseo de Placer
Placer Informacional
Placer atmánico
Condiciones de manifestación
Consideraciones objetivables

A ver si doy un repaso a estos conceptos atmánicos que distan de estar claros.

¿Atman?

Comienzo por repreguntarme, al estilo platónico 😉  si Atman es algo o no es nada. Me reafirmaré en que Atman es Algo, o al menos, yo doy a Algo el nombre de Atman.

Ahora a ver cómo lo definimos o clasificamos.

Habíamos comenzado diciendo que es Aquél que ve pero no puede ser visto. Que percibe pero no puede ser percibido. Que piensa pero no puede ser pensado.

Atman y Yo

Esto me lleva a a la idea de «Yo» y a preguntarme, entonces, si «Yo Soy Atman», si Atman y yo son sinónimos. Entendiendo que Yo Soy algo distinto de las cosas que veo, que percibo, distinto de «mi» cuerpo, distinto de cada una de las células de mi cuerpo, distinto  de las cosas que pienso…

«Yo soy el que soy«, (Exodo 3:14) sin más, Sujeto por excelencia que se conjuga a sí mismo sin Objeto.

Pero no está tan claro. Atman no es objeto de percepción sensorial, ni de pensamiento. Pero parece ser «objeto» de Conocimiento, de Adquisición, de Revelación…

La continuidad del Yo

De modo que Yo soy Yo, antes de recibir la iluminación atmánica. Yo es Yo en el momento de la iluminación. Y soy Yo cuando pierdo el rayo de luz atmánico y me quedo con un borroso recuerdo.

¿O quizá debería decir que Yo ya no soy Yo en cada uno de los momentos cambiantes?

No, demasiado engorroso de conjugar lingüísticamente. Me quedo con el modelo de que Yo sigo siendo Yo: Yo antes de la iluminación, Yo durante la iluminación, Yo después. De la misma forma que yo sigo siendo yo si me fumo unos chirris, o cuando me duermo y sueño soy yo el que sueña. Yo era yo con 5 años, con 20, 50, 100… a pesar de todos los cambios… diré que soy/era yo. Y todos nos entendemos. Pero, ¿Cuál es el elemento objetivo de continuidad?

De momento lo dejaremos así, a nivel intuitivo y práctico.

Frontera o Continuidad entre Atman y Yo

Volviendo a la cuestión, varios párrafos más arriba, acerca de si Yo Soy Atman, habría que replantearla en cada una de nuestras situaciones vitales. Mientras yo permanezca iluminado por la energía atmánica, puedo utilizar con cierta propiedad la expresión “Yo Soy Atman”. Pero, perdido el contacto con la citada energía,  bien sea en fase previa a la iluminación, bien sea en fase posterior, la susodicha conjugación lingüística se vuelve más cuestionable.

Otra dificultad añadida para nuestro sistema de “conjugaciones lingüísticas adecuadamente formadas” es que la energía atmánica no es un elemento binario, uno/cero, verdadero/falso, presente/ausente, sino que es un escalar, cuestión de grado, energía con diferentes niveles de intensidad y frecuencia. De modo que, cuanto mayor sea la intensidad, la frecuencia, y,  en suma, el valor numérico (matemático, por cierto) con el que queramos vestir a la energía atmánica manifestada en la conciencia, cuanto mayor sea, más apropiada será la cuestionada expresión “Yo Soy Atman”. Pongamos, por ejemplo,  un gradiente de manifestación que vaya del 0% al 100% (je je, me estoy cargando toda la poesía del Vedanta, pero que le vamos a hacer, cada loco con su tema) . A partir del 80%, más o menos, sería políticamente correcta la expresión.

Continuidad de conceptos Mayávicos

Esto ocurre igualmente en el mundo Mayávico de los conceptos. ¿Cuándo decimos que un color es blanco, negro o gris? Pues en una escala de 0 a 100 de luminosidad, en términos estrictos el negro corresponde al 0 y el blanco al 100. Pero sigue siendo políticamente correcto  llamar negro a la gama de grises de 1 a 10%, o a 15%. Y llamar blanco a los del 90%  u 85%. Lo mismo para cada par de conceptos opuestos.

Sólo con el tiempo podría pensarse que se produce una trasmutación del sistema sensorial, de deseos y de pensamiento, generando el equivalente a un placer sensorial o de pensamiento, también metafórico, pero interpretaciones haylas para todos los gustos. Puesto que Atman está en todo, e interpenetra todo, se encuentra igualmente en el “centro” de cada evento sensorial, por lo que puede derivarse un cierto placer atmánico relacionado con el citado evento sensorial.

Atman como Sujeto-Permanente-Fijo

De otra parte, la energía atmánica, una vez saboreada, nos hace ver que, en realidad, siempre ha estado iluminándonos, sólo que de un modo más sutil, a nivel subconsciente. Y, pareciera, que a lo largo de todas las experiencias vitales, de los profundos cambios del Yo, pareciera, digo, que lo único que permanece fijo es, precisamente, Atman. Atman, irradiando su energía atmánica sobre el cambiante ego.

Tal configuración de que Atman sea nuestro elemento fijo, o sea: eterno, puede llevar igualmente a identificarnos con él y formular la expresión de “yo soy Atman”, puesto que Atman es lo único que permanece fijo.

Pero, no sé, no me suena muy correcto. Casi prefiero el planteamiento anterior.

Interior o  Exterior del Yo

Entonces quedamos en que Atman sería como un objeto exterior al Ego. Pero recordando que se trata de una exterioridad/interioridad metafórica, no espacial. Un objeto exterior, entonces, que se relaciona con el Ego a través de la radiación de luz atmánica. Un objeto de “conocimiento”.  O sea, susceptible de ser conocido, o aprehendido. Pero este conocimiento, por supuesto, no es un conocimiento Mayávico, basado en la memorización de un sistema de afirmaciones y creencias. Sería una trasmutación alquímica 😉 del ego, al calor de la radiación Atmánica. Y al final del proceso, del Camino, el Ego, lo que quede de él, podría exclamar con propiedad: “Yo Soy Atman”. Que situemos el “final” al 70%, al 80% o al 90 % del viaje es una cuestión que queda en el aire, pero tampoco nos resulta necesario para entendernos. De la misma forma, tampoco es necesario precisar los límites entre cualesquiera otros conceptos Mayávicos tal y como comentaba con el concepto de blanco/negro.

Posmortem atmánico

Retomando el asunto del posmortem de capítulos anteriores, podemos inferir igualmente que, supuesta la Inmortalidad de Atman, esta cualidad no se transfiere al Ego hasta concluido el camino, concluida la trasmutación. Otra cosa es que el Ego sea inmortal por un lado y Atman por otro, pero, en fin, ya resulta un terreno un tanto resbaladizo, difícil de investigar por intuición directa. Si nos guiamos  del Upanishad, pareciera que Atman se encarna de nuevo en otro ego, no se sabe bien si “conjugarlo” como “el mismo ego” u otro diferente. Pero, ¿es el Ego el que se encarna en un nuevo cuerpo? ¿O es Atman quien se encarna, metafóricamente por supuesto, lo de la carne, en un Ego?

Mejor volvemos a la vida material actual, con sus placeres y dolores, deseos y Antideseos amores y odios.

Placer y Deseo de Placer

En algún capítulo previo, hablábamos del placer atmánico, como el Placer de experimentar la caricia de la radiación atmánica. Y hablábamos del placer sensorial procedente directamente de los sentidos. Luego hablábamos del Deseo de volver a sentir el Placer, tanto de signo atmánico como sensorial. Y el Placer informacional, que nos provocan nuestras queridas creencias y pensamientos.

Casi me atrevería a dibujar la interacción peculiar entre estos dolores, deseos y placeres.

Inicialmente lo que prima es el Placer/Dolor sensorial. Maya nos sirve una variada dosis de placer para después abandonarnos al dolor. En medio del dolor surge el deseo de volver al placer, hasta que el deseo es colmado con nuevos placeres. De nuevo al placer le sigue el dolor, al dolor le sigue el Placer y así sucesivamente. Entonces el Placer se podría ver empañado por el miedo a que sea perdido de nuevo, pues hemos aprendido que, antes o después, el Placer se agota. Y el dolor se vería aliviado por la esperanza de que, antes o después, el Placer arribará de nuevo.

Placer Informacional

Así se desarrolla el pensamiento, la esperanza, la fe en la próxima llegada del placer. Digamos que aparece una suerte de “placer informacional”, no relacionado directamente con la experiencia sensorial sino sólo con nuestro sistema de creencias y pensamientos acerca de lo que es o deja de ser el mundo, y nuestra facultad para disfrutar placeres . Pero, de todas formas, y aunque indirectamente, es un placer orientado hacia el mundo sensorial, y parte integrante del mundo Mayávico. Nótese cómo se forman nuevos conceptos, de corte Mayávico, “esperanza/desesperanza”, seguridad/inseguridad”, “Fe”… y su prevista extrapolación al contexto atmánico.

Placer atmánico

Y, bien, sí, a lo que íbamos: en un momento dado, la energía atmánica hace su irrupción en este ecosistema, en forma de Placer atmánico, percibido conscientemente, aunque sea de modo muy sutil, como un placer diferente al de tipo Mayávico.

Es de suponer que haga su aparición en un contexto de cierto dolor informacional, inseguridad, desesperanza…. para ser apreciado en su justa medida. Así las cosas, el Yo comprende que existe otro Placer de diferente naturaleza que el placer sensorial y, por ende, otro tipo de deseo, otro tipo de Seguridad, de Fe, de Esperanza. Pues la radiación atmánica impacta en la conciencia del ego, deja su huella y se retira, para volver de nuevo más adelante. Y de este modo despierta en el Ego el deseo (aspiración si se prefiere),  de volver a experimentar el contacto con la radiación atmánica. Igualmente se activa una nueva esperanza, una nueva seguridad, una nueva Fe, relacionadas con el contacto atmánico.

Condiciones de manifestación

La cuestión ahora es ver cómo se relacionan estos tipos de placer, si son compatibles, antagónicos o indiferentes. No es fácil hacer un diagnóstico preciso, y diferentes escuelas hacen diferentes enfoques. Yo diría que, por un lado, cuando el Ego está orientado hacia el disfrute del placer mayavico no está receptivo a la radiación atmánica. Esto es, mientras se encuentra disfrutando de un intenso placer, pero también sufriendo un intenso dolor, no parece el contexto adecuado. Más bien parece que deba permanecer en una actividad sensorial intermedia, o neutra, o al menos, débilmente polarizada. Y en lo que se refiere al placer/dolor informacional (el referido a nuestras propias creencias y perspectivas vitales) habría que mirarlo más despacio.

Vamos a ver: por lo que se refiere a la seguridad parece que sean necesarios unos mínimos. Una persona que se encuentra en peligro de muerte o en medio de un campo de batalla no parece que se haya en el contexto ideal  para orientarse hacia el Placer atmánico. Parece, digo. Igualmente problemas y conflictos laborales, lucha por la vida, etc.  parece que orientan nuestra atención excesivamente hacia el mundo Mayávico. Pero, también, una excesiva complacencia, una excesiva satisfacción con los logros Mayávicos en el campo del Poder, la Riqueza, la Fama, etc, nos mantiene orientados al campo gravitatorio terrestre y no promueven especialmente al placer atmánico.

Entonces, podríamos hablar de cierto término medio, cierta seguridad en lo que se refiere a la satisfacción de necesidades básicas. Pero al mismo tiempo cierta desesperanza, cierta desilusión por la trama vital en su conjunto, cierto aburrimiento… tal pareciera ser el contexto ideal para recibir un bosquejo de luz Atmánica y apreciarla en su conjunto.

Modus Operandi

Una vez que el Ego ha disfrutado del placer atmánico, a nivel consciente, y de un modo más o menos sutil, se activa el deseo, la aspiración, de volver a disfrutarlo de nuevo. Pero las tentaciones Mayávicas también vendrán de nuevo, en forma de Placer sensorial o informacional, estimulando deseos de corte Mayávico que entrarán en conflicto con el deseo atmánico. Así, de la Danza entre estos deseos y placeres dependerá el futuro desarrollo. Si predomina la aspiración atmánica es de preveer que una radiación de, cada vez mayor calidad e intensidad vaya iluminando y transmutando al ego. Y si, como resulta más probable, se entremezclan los deseos atmánicos con los Mayávicos, el proceso irá mostrando sus peculiares vaivenes. Entre los posibles desarrollos tenemos, por ejemplo,

– El deseo atmánico surge y se mantiene por la frustración, por un limitado acceso al placer Mayávico. Pero desde el momento en que el Placer Mayávico se pone al alcance de la mano del Ego éste se entrega a su disfrute. El recuerdo del placer atmánico subsiste, sin embargo, a nivel más o menos consciente, modulando la evolución ulterior del ego. A nivel consciente, el Ego quizá se diga: “todavia soy joven, voy a disfrutar un poco de la vida, más adelante ya me entregaré de lleno al placer atmánico.” Se pospone así el desarrollo, conscientemente, quizá unos años, quizá una vida.

– O quizá se vea impotente frente a la tentación de placeres Mayávicos, viéndose obligado a constatar el consabido dicho de que “El espíritu es animoso, pero la carne débil”.(Mateo, 26:41)

– Otra línea de fuerza inevitable es la que pretende proyectar la energía atmánica sobre el mundo Mayávico en forma de Placer informacional: Inmortalidad, fama, poder, amor…. Referidos a Atman. O sea, se invoca un escenario Mayávico en el cual el Ego va cubierto de honores en virtud de su supuesta energía atmánica, sus supuestos méritos atmánicos. El Ego se visualiza como afamado y poderoso “maestro”, venerado y adorado por seguidores. Conflicto de difícil solución ya que, porqué no, puede ser que existan maestros encargados de facilitar la manifestación de energía atmánica. Pero las más de las veces, me temo, el deseo de figurar como un venerado maestro resulta ser un deseo supermayávico, orientado al campo gravitatorio terrestre con toda su parafernalia de emociones Mayávicas, competencia, ira y envidia, principalmente.

– Otra configuración posible es que, quizá, el recuerdo atmánico quede encerrado en el inconsciente, olvidado, hasta la próxima vuelta de tuerca.


Como ilustración, la parábola del sembrador:
Mateo 13:

18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador:

19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino.

20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;

21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza.

22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.

Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.

Compatibilidad entre placer Atmánico y Mayávico

Bueno, son bosquejos aproximados. Yo entiendo que en un principio el Placer Atmánico va completamente disociado del Placer Mayávico. Una cosa es que aparezcan entremezclados en la conciencia del Ego. Pero “no se puede servir a Dos señores” (Mateo 6:24) si vivificamos a uno en perjuicio de otro o a la inversa…

Rituales

Otro punto a comentar es el mecanismo, si lo hubiere, a partir del cual tiene lugar el Placer atmánico, y si es posible forzarlo de algún modo a voluntad. O sea, ejecutar una serie de acciones Mayávicas, controladas por la voluntad con la intención de forzar a la energía atmánica a manifestarse.

En principio no hay razón para pensar que la radiación atmánica vaya a manifestarse por un ritual invocatorio concreto. Pero, por otra parte, estos «rituales» parecen necesarios para que la energía atmánica pueda ser mínimamente objetivada.

En mi caso, yo, la difusa imagen que tenía de lo que pudiera ser la radiación atmánica se había producido principalmente a través de la lectura de textos sagrados. Entonces se establece una correlación entre la energía y el ritual: en cierto modo, queda objetivada. Claro que no todo el mundo que participa de un mismo ritual está contactado con la misma energía. Y gente que participa de rituales distintos puede ir animada por la misma energía interna. Pero, en fin, llegamos a la cuestión sobre la objetivación de la energía atmánica, si es objetivable o puramente subjetiva.

Consideraciones objetivables

Por definición, decíamos, Atman no se puede ver, ni oír, ni pensar… por lo cual no resulta fácil aplicarle consideraciones objetivas. Pero también parece que la radiación atmánica responde a ciertas configuraciones objetivas como pueda ser el caso, comentamos, del lenguaje. Vemos que ciertos textos, no sé si llamarlos sagrados o filosóficos o cómo, favorecerían la manifestación atmánica, con lo cual ya tendríamos un delicado nexo entre el subjetivo mundo de la experiencia interior y el lenguaje o el objetivo texto escrito.

El protocolo parece ser como sigue: una persona experimenta la radiación atmánica, sea cual sea el contexto. La reacción natural será “expirarlo”, informacionalmente hablando, o sea, contarlo a su grupo de próximos, dando forma lingüística al evento. El formato lingüístico escogido depende de si el interesado relaciona el evento con algún modelo oído previamente, alguna escuela o congregación en particular, o si usa sus propias palabras, quizá mezclando términos de distintas procedencias.

A continuación llega el turno de la inspiración informacional del “auditorio”. El discurso aspirado penetra en la conciencia del oyente y, como con cualquier otro discurso, puede provocar Atracción, Repulsión o indiferencia. El discurso puede ser amplificado o amortiguado, reenviado… pero lo que más nos interesa aquí valorar es si el discurso activa o estimula o favorece de algún modo la actividad atmánica del receptor, bien sea que el receptor la experimente por primera vez, bien sea que resuene con una actividad atmánica previa, o bien sea que actúe desde el inconsciente.

Que la reacción sea “positiva” o «simpática», no garantiza que el oyente haya reconocido la energía atmánica que participó en su gestación (gestación del discurso me refiero). Esto sólo ocurre en la medida en que el oyente, al desempaquetar la envoltura del paquete informacional recibido, absorbe la energía atmánica implicada en origen.

Entonces, la cuestión crucial se refiere a si la energía atmánica que se manifiesta asociada a un Ego es susceptible de transmitirse a otro Ego, bien sea a través de un discurso lingüístico, bien sea a través de otros mecanismos de lenguaje corporal o quizá otro tipo de canales invisibles. De momento nos quedamos con que la energía atmánica interviene en el discurso del Ego así como en otros factores no-verbales como pueda ser la entonación de la voz, la mirada,,,  digamos que el Ego no se expresa en el plano objetivo de la misma manera en que lo haría en caso de carecer del contacto atmánico.

Pero, en fin, de momento ya vale con esto, volveremos a ello desde diferentes ópticas.

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Acerca de Isar

Investigador de todo...
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