
No sin pereza desperté a la realidad de la vida cotidiana. Sus prisas, sus miedos sus responsabilidades…
Desperté con el calendario de exámenes que acechaban a la vuelta de la esquina. Los meses habían pasado volando… el temario sin preparar…
Me resigné al académico maratón.
Fui retirando de la habitación toda la literatura vedanta y rosicruciana, los apuntes de los Upanishads que revoloteaban por la habitación, filosofía clásica, un libro de poemas de San Juan de la cruz, algún librillo de Blavatsky y «Las puertas de la percepción» de Aldous Huxley.
Especial penita me dio retirar a los Upanishads, que estaba investigando con devoción, me prometí a mi mismo que volvería a hincarles el diente en cuanto mis obligaciones académicas me lo permitiesen, lo cual no fue posible realizar, caprichos del destino, hasta unos cuantos años más tarde.

Encerré todo el material en una maleta de viaje que guardé bajo llave en el trastero y me dispuse a organizar la literatura académica. Disponía de dos o tres semanas para ir preparando los exámenes. 5 de ingeniería y 3 de maestría, con un temario de lo más animado: Matemáticas, Física, electricidad, economía, dibujo técnico,,,
Jornadas de estudio intensivo, mañana y tarde, termo de café, intercalando relajantes paseos por el campo.

El resultado final, desalentador.
Todo suspendido.😥😥
Con suspenso alto, eso sí, y por encima de la media de la clase…

Pero no era suficiente consuelo. Un suspenso es un suspenso, lo mires por donde lo mires, calabaza, fracaso, decepción, depresión, inseguridad, incertidumbre…
¿Qué pasaría con mi futuro??
¿tendría que dejar los estudios?
Atrás quedó la luz de la energía atmánica, tocaba tomar tierra con la triste realidad cotidiana. La sombra de la esquizofrenia y el miedo a la locura revoloteaban de nuevo.
El fracaso académico es delicado de llevar. Sugiere un todo o nada. Después de un suspenso… ¿dónde quedan las horas invertidas? El objetivo de pasar un examen está desconectado de la vida real, no hay un desarrollo equilibrado, tampoco un aprendizaje sostenido… a no ser que realmente te interese la materia de estudio… para aplicarla sobre un proyecto concreto. El estudio debe ir orientado a la resolución de problemas técnicos concretos, de la vida cotidiana, sobre los cuales estamos volcados y motivados. El verdadero éxito en el estudio (estudios técnicos, me refiero) consiste en resolver el problema concreto planteado, un problema que se resuelve gracias al estudio.
De otro modo, el estudio enfocado hacia la superación de un examen… solo sirve para éso, para aprobar el examen. Y el suspenso te deja una desoladora sensación de fracaso.
Pero, igualmente, el aprobado te deja una irreal sensación de éxito, pues has aprobado el examen, pero no estás resolviendo ningún problema concreto de la vida real.
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Me visualizaba volviendo al pueblo, dejados los estudios…, quizá podría dar algunas clases particulares… sí, seguir aprendiendo lo que pudiera de mate y física.. y electricidad… quizá fuese lo mejor… aprovechar el resto del curso aunque sea suspendiendo. Para el preuniversitario era nivel más que suficiente. Al menos quizá podría aprobar la parte de maestría…
Y me llevaba de vuelta la experiencia del año de internado…
Casi mejor así. Este régimen de estudios elitistas no terminaba de cuadrarme, quizá necesitase otro tipo de trabajo más manual, y la compañía de gente más normalita, que anda que vaya peña que tenía al lado.
Sí, de un modo o de otro, ya se enderezaria el camino.
