Definición de burocracia. Cargos y funciones impersonales. Status y protocolos de admisión. Lucro y toma de decisiones. Burocracia como estructura protectora. Problemas con los líderes carismáticos. Peligros del modelo democrático. Constitución de burocracia Gnóstica: de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba. Contradicciones en el modelo de Enviados: debilidad y credenciales. Autogestión del Camino liberador.
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Pero, ¿qué es éso de la burocracia?
Quizá debiera de haber empezado por ahí.
Una burocracia, o mejor, una organización burocrática es… bueno, a ver… diferencialmente hablando, lo primero, se distingue de una organización informal. Y se distingue también de una organización guiada por un líder carismático. (Aunque también podría darse el caso de que el líder carismático opte por fundar una organización burocrática).
Cargos y funciones impersonales
«Cuando el cargo me fue confiado, consideré que no debía rehusarlo. Cuando me fue quitado, pensaba que no debía conservarlo. Consideraba que tener o no ese cargo en nada cambiaba lo que yo era y que no había ninguna razón para mostrarme abatido. Esto era todo ¿En qué sobresalí yo de los demás? Además yo no sabía si el honor era para la dignidad del cargo o para mí mismo. Si el honor pertenecía al cargo, no era para mí, y si me pertenecía, no tenía nada que ver con el cargo. Con esta incertidumbre y tomando todo en consideración, no tenía ocasión para averiguar si los hombres me estimaban importante o ínfimo. «(De Chuang-Tse, «vicisitudes del destino», citado por C. De Petri en «Transfiguración».)
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Entonces, veamos, la organización burocrática viene constituida por una estructura de ”cargos». Cada cargo lleva asociado unas funciones, unos derechos y responsabilidades. Por ejemplo, en una escuela tenemos profesores y alumnos. Podemos tener un jefe de estudios, un conserje, un director etc. Profesores pueden ser de matemáticas o física o literatura. Y alumnos pueden ser de primero, segundo o tercer grado.
Una cosa es el cargo, y otra la persona que ocupa el cargo. El cargo lleva asociado un rol, o juego de roles específico. De un profesor se espera que explique el temario correspondiente y responda a preguntas de alumnos. Y si es de física, pues se espera que explique temarios de física, no de literatura… etc.
Da lo mismo quien sea la persona física que ocupe el cargo. Un profesor se va y otro ocupa su lugar. Pero, no importa, la organización burocrática-educativa no se resiente. Es de esperar que ambos cumplan igualmente con su rol y expliquen los mismos temarios y en lo esencial se comporten de forma parecida. En caso contrario se activarán los protocolos correctores establecidos: amonestaciones, sanciones, expulsiones…
Luego tenemos predefinidos unos protocolos de admisión y acceso a los cargos. Unas normas de comportamiento, un sistema legislativo interno. Un horario, dentro del cual se asume que la persona ocupa tal cargo, en tal organización, y fuera del horario, ocupa otro cargo en otra organización, o en su «vida privada». Su comportamiento será distinto según desempeñe el rol correspondiente a un cargo o a otro, o a su vida «informal».
Por cierto que los cargos pueden llevar asociado un status. El de profesor, por ejemplo, superior al de alumno. El alumno de primero inferior al de tercero. Luego tenemos cargos directivos, secretario, administrador, presidente etc. etc.
Constitución
El primer procedimiento burocrático es la constitución de la propia organización, por tanto uno de los más importantes. Tenemos un núcleo promotor que diseña el organigrama interno de la organización, los diversos cargos con sus funciones y responsabilidades, etc. los objetivos que persigue, estrategias generales, estatutos, etc. Hay varias organizaciones-tipo, para las cuales tendremos ya predefinidos estatutos sociales básicos, sobre los que no hay más que copiar y pegar, para adaptarlo a nuestras necesidades. Escuelas, empresas, sociedades anónimas, cooperativas, sociedades benéficas, religiosas, partidos políticos, etc.
El Lucro y la Toma de Decisiones
Lo más importante a considerar aquí es el sistema de toma de decisiones: si va a ser democrático-asambleario, o si tendremos una cúpula directiva inamovible.
Otro aspecto es si será lucrativa o no, o sea: si su objetivo es generar beneficios, dinero, para los miembros o por el contrario provee al entorno de unos servicios gratuitos. (Para lo cual son los miembros quienes tengan que aportar los recursos a fin de mantener la organización).
Asociaciones, Fundaciones y Empresas
Así, por ejemplo, el modelo asociativo, «asociación sin animo de lucro» es democrático-asambleario y no lucrativo.
Las fundaciones no son democráticas, el que corta el bacalao es el «patronato».
La cooperativa sería un modelo democrático y lucrativo.
La empresa privada sería lucrativa y no democrática.
Luego hay modelos mixtos, como las sociedades anónimas, donde las decisiones las toman juntas de accionistas con poder de decisión proporcional al capital invertido.
Bueno, es un bosquejo aproximado, no quiero extenderme…
La burocracia como estructura protectora del miembro individual
Las burocracias suelen tener mala fama, a veces por excesivos formalismos que pueden resultar inoperantes. Pero eso no es culpa de la burocracia en sí. Digamos que se trata de burocracias mal diseñadas.
De lo que se trata es que el funcionamiento de la organización sea impersonal, y eliminando al máximo las arbitrariedades personales, favoritismos, prejuicios y similares. El miembro de la organización está entonces «protegido» por la estructura burocrático-administrativa. Sabe cuales son sus derechos y obligaciones, y que serán los mismos para todos los cargos del mismo tipo. Sabe hasta donde puede llegar, hasta donde no, y planificar, con cierta autonomía, su militancia en la organización, coordinándola con su vida «privada».
Problemática del líder carismático
A su lado tenemos, podemos comparar, la organización dirigida por un «gurú», o líder carismático. El líder es obedecido fielmente por sus seguidores. Pero hoy sigue un criterio y mañana otro. Hoy da un trato de favor a un miembro porque le resulta simpático, mañana expulsa de la organización a otro porque le resulta antipático. Hoy se rige por un principio, mañana por otro. Al buen líder carismático no le interesan las burocracias, ni los sistemas legislativos que pudieran encorsetar su autoridad. ¿para qué? No tiene mas que ordenar y los miembros obedecen…
El miembro, por su parte, no puede autogestionar autónomamente su militancia bajo el dominio de un líder carismático; no dispone de un espacio donde poder respirar de modo autónomo. En todo momento sometido a la autoridad del líder. Un sometimiento quizá voluntario, pero en cualquier caso, un sometimiento personal, diferente al de las impersonales organizaciones burocráticas.
En general, sin irnos al caso extremo podemos tener modelos mixtos. Por ejemplo, el gurú carismático puede introducir normas y cargos y protocolos impersonales de actuación, y dotar a la organización de cierta estructura burocrática, reservándose, eso sí, cierto margen de maniobra para cambiar normas y protocolos según le convenga.
Peligros del modelo democrático
Una asociación democrática conlleva sus peligros para los fundadores. Por ejemplo, los fundadores plantean unos objetivos, unos principios, los que sean. Luego se activan los protocolos de acogida de nuevos miembros. Que quizá sí, quizá no, puedan estar de acuerdo con el planteamiento inicial. Con el tiempo aumenta el numero de miembros, con derecho a voto, con derecho a discrepar del planteamiento original, y si forman la mayoría suficiente, pueden cambiar los estatutos, normas y principios iniciales.
Punto a tener en cuenta especialmente cuando los fundadores aportan donaciones millonarias para la causa y un par de años más tarde pierden el control por los democráticos motivos señalados.
Bueno, siempre se puede limitar el acceso de los socios, pero aun así, las personas cambian, uno se puede equivocar y en cualquier caso siempre hay un riesgo de perder el control. Además las limitaciones también deben establecerse iguales para todos.
Para paliar este riesgo puede resultar mas apropiado el modelo de las Fundaciones.
En las Fundaciones, donde el fundador se asegura el control de la organización, que puede tener también sus cargos impersonales y sus protocolos de actuación y toma de decisiones… que obviamente no serán exactamente democráticos. Pero suelen estar intervenidas por los poderes públicos y debe desenbolsarse un «fondo social millonario»
Lucro y Decisiones en organizaciones espirituales
Las organizaciones de tipo religioso suelen tener algún aspecto legal diferente pero, en general se inclinarán hacia uno de los dos modelos, el democrático o el patronal. En general se supone que, de cara al público, son no-lucrativos.
Pero las organizaciones religiosas pueden ir muy de la mano de empresas de tipo lucrativo. Por ejemplo, editoriales de venta de libros. O centros de terapias alternativas, por ejemplo. También pueden invadir el espacio del sector turístico-hostelero, cuando se organizan estancias semi-vacacionales en casas de reposo, o de meditación, con toda la oferta del sector hostelero y aderezada con cursillos de temas espirituales, de salud, incluidas terapias y consultas médicas diversas.
La burocracia Gnóstica
En fin, lo dejamos así.
Ahora toca valorar cómo montar una buena burocracia gnóstica.
Supongamos que un comando de Enviados de la Gnosis decide montar una estructura burocrática para trabajar en la Tierra.
Ellos se reconocen entre sí como enviados, por lo tanto sería factible que entre ellos la toma de decisiones fuese democrática.
Si se decide abrir la asociación al público buscador entonces deben tener en cuenta que puede aparecer cualquier personaje, de lo más variado. Gente dañada, gente enferma, curiosos, troolers, espías de la iglesia y del gobierno, boicoteadores en general…
De modo que, para evitar los problemas señalados más arriba, los nuevos invitados deberían quedar al margen de la toma de decisiones. O al menos de ciertas decisiones importantes.
Como mínimo habría que distinguir entre miembros de pleno derecho, partícipes en toma de decisiones, y otro tipo de miembros secundarios, llamémosles como se quiera, con un poder decisorio más reducido. Miembros activos frente a pasivos, maestros frente alumnos, avanzados frente a rezagados, o similar.
Como mínimo dos estratos. Pero, porque no, podrían ser más. Varios niveles de maestros y varios niveles de alumnos, por ejemplo. Cada uno con una participación en la toma de decisiones más modulada.
Contradicciones del modelo de «Enviados»
La función de los Enviados resulta un tanto contradictoria. Veamos:
Es evidente que, por arte de Magia Gnóstica, no se puede liberar de la noche a la mañana a toda la humanidad.
Pero algo parece que sí que hacen, de otro modo no vendrían. Y si un solo enviado puede hacer algo, aunque sea poco, pues ¿porqué no envían muchos más y terminamos antes?… Pero tampoco parece que cuadre esta ecuación.
Los supuestos buenos enviados aparecen, parece ser, a cuentagotas. Y encima se quejan de que sus seguidores no les responden, o no se les liberan, o no terminan de comprender su mensaje.
Así que su modus operandi no deja de ser un misterio 😀 , como misteriosas resultan las estrategias escogidas para liberar a la humanidad.
Modelo patronal para Enviados
En cualquier caso, sí que parece que una burocracia montada de arriba hacia abajo debe ser del tipo no-democrático. Los Enviados que la forman deben reservarse el derecho de toma de decisiones, de modo que cuando los revoltosos buscadores ingresan en la organización deberán adaptarse a las lineas de fuerza iniciales propuestas por los enviados.
Pero ¿qué es un «Enviado»?, ¿qué viene exactamente a hacer aquí?
Enviados con demasiadas debilidades humanas
De entrada todo parece indicar que los enviados no son perfectos. Es de suponer que si uno se encarna en Holanda, pongamos por caso, hablará holandés, más o menos correctamente. Pero chapurreará de mala manera el francés y el inglés, al menos se dejará el acento. Y de guaraní, o urdu, ni idea por supuesto…
Es de suponer igualmente que si no estudia matemáticas o física en la universidad tampoco podrá dar buenos discursos al respecto. Y, por qué no, quizá falle su lógica formal deductiva. Y pueden tener despistes, cuando no meter garrafalmente la pata en cuestiones anatómicas, geográficas, técnicas… Luego, si desarrollan una cosmogonía, no aparece exenta de errores y contradicciones.
Y, claro, por supuesto, en lo personal pueden manifestar enfermedades o defectos físicos, pongamos que sean miopes, cojos o calvos. Quizá padezcan toda su vida una enfermedad crónica, diabetes, bronquitis, cardiovasculares, cáncer… Y porqué no, fallos neurológicos, quizá epilepsias y formas de psicopatía mas menos leves, todo es posible.
El poder de la Fuerza
Lo único que nos queda, quizá, sea su capacitación para introducir en la tierra nuevas energías, nuevas líneas de fuerza, que, de algún modo van a influir en el desarrollo espiritual de sus herederos… Quienes a su vez se verán en la obligación, llegado el caso, de redefinir la forma de su legado… y transmutar la herencia recibida.
El problema de las credenciales
Y, bueno, es que los Enviados tampoco nos ofrecen unas credenciales creíbles,
¿como podemos saber a ciencia cierta que nos encontramos frente a un auténtico enviado del sexto plano cósmico?
Que alguien afirme ser un Enviado con una misión en el mundo no prueba que ello sea cierto, por supuesto. Pero que no lo afirme tampoco demuestra que no lo sea. Y por supuesto, también, que los aparentes milagros, o demostración de poderes sobrenaturales tampoco demuestran nada.
Ciertamente que, por otra parte, algunas personas portan un extraordinario «don de gentes», un magnetismo especial, una gran capacidad de atraer seguidores, de convencer, de hacerse oír. Pero, ¿Esto es un indicador que distingue a los buenos Enviados?
Me temo que va a ser que no. Qué esta cualidad, este magnetismo, es propio de líderes de orientación muy diversa, incluso satánica, y la capacidad de articular a su alrededor un grupo de buscadores más o menos grande, no es indicador de cualidades genuinamente gnósticas. De modo que el reconocimiento de un guía, de un enviado gnóstico va a obedecer a criterios muy subjetivos.
Autogestión del camino gnóstico
Entonces, otra forma de plantear la burocracia, sería de abajo hacia arriba. Un colectivo de buscadores se organiza con el fin de recorrer el camino en grupo. Si el grupo alcanza un nivel de calidad vibratoria suficiente terminará atrayendo hacia sí la colaboración de los enviados, si es que queda alguno.
Aquí, en principio, la organización sí que puede ser democrática y según el principio de «todos maestros y todos alumnos», como planteaba Pedro Víctor. Pero en una organización de carácter jerárquico, o patronal, no resulta muy congruente.
¿Quien decide los «libros de texto» de la Escuela Gnóstica? ¿El maestro o el alumno? ¿Quien decide el texto de la alocución para una conferencia pública? ¿Y Quién decide Quién dará la charla y Quién responderá a preguntas de interesados?
Evidentemente la expresión citada, » todos alumnos y todos maestros» no expresa una realidad coherente, en el seno de una fundación, por muy atractiva que resulte al buscador acuariano. Tiene que haber «autoridades» encargadas de las decisiones relevantes.
Pero, en cualquier caso, con la organización asamblearia, estamos en las mismas, o casi. Tendremos igualmente un grupo promotor formado, no ya por enviados, sino por humildes buscadores. Y el mismo problema, de que, abriendo la organización al público buscador en general, los presupuestos iniciales terminen siendo cuestionados.
¿Camino individual o camino en grupo?
Así las cosas, toca plantearse si realmente es necesario un grupo de referencia para recorrer el camino o podemos recorrerlo tranquilamente en solitario.
Porque, si llegamos a la conclusión de que el camino se recorre en solitario, ya nos sobra, de entrada, la estructura burocrático-administrativa.
Si llegamos a la conclusión de que el camino se recorre en grupo, entonces sí que puede ser interesante dotar al citado grupo de una organización burocrática.
Luego nos quedaría por resolver la cuestión final de si cualquier grupo local autogestionado puede ser suficiente para alcanzar el objetivo liberador, o, por el contrario, existe una única estructura burocrático-administrativa, diseñada de arriba hacia abajo, capaz de guiar al alumno hasta la meta final.
Tal era el objetivo de este capítulo pero, de nuevo, tendrá que esperar al siguiente.