
Bueno, creo que, estos últimos capítulos, más o menos, he conseguido dramatizar un poco mi encuentro con la filosofía rosicruciana.
Por supuesto, no todas las reflexiones expuestas se corresponden con ese primer encuentro, con esa primera época. Algunas de ellas las fui elaborando posteriormente y resultaría un tanto complicado ir separando, con precisión cronológica, la evolución de mi filosofía. Pero, en líneas generales, y para encuadrar la historia, lo daremos por válido.
El temario rosicruciano propiamente dicho, no termina aquí, aunque creo que en esta última parte ya ha predominado demasiado el discurso técnico-filosófico.
Intentaré centrarme de nuevo en la terapia biográfica propiamente dicha.