Krishnaji

Los Antecedentes de la Sociedad Teosófica

Hace ya unos cuantos capítulos que comencé a investigar la historia de la Sociedad Teosófica, en el contexto de la presentación de Max Heindel: Blavatski, Olcott, Besant, Judge, Leadbeater, Chakravarti…

Faltaba, casi, el capítulo más importante, y es el relacionado con la aparición de Juddit Krishnamurti, alias Krishnaji.

El contexto donde emerge Krishnamurti no podía ser más turbio. Por un lado estaban las interminables intrigas palaciegas y luchas por el poder entre los gurús de la Dirección Espiritual de la Sociedad Teosófica.

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Krishnamurti jovencito

Recordemos que todo el juego de la Sociedad Teosófica giraba en torno a las supuestas revelaciones, o apariciones, o canalizaciones de los incorpóreos Mahatmas a los corpóreos gurús.

Pero, claro, cada Mahatma decía a cada interesado lo que quería oír, o al menos, les ponían a unos contra los otros en su lucha por el liderazgo, por el poder y el protagonismo en la Dirección Espiritual del mundo.

Del mundo o de la Sociedad Teosófica, aunque sólo sea.

Cada cual se sentía llamado a la misión de liderar la Sociedad Teosófica; un liderazgo que sólo podía realizarse contra el llamado de sus compañeros, que también aspiraban al mismo liderazgo.

Y finalmente estaba el escándalo por las acusaciones de pederastia contra Leadbeater.

No voy a dar más vueltas a este tema, pues ya comenté algo en su día, por ejemplo en el capítulo:

https://isaspi.wordpress.com/2016/01/02/carl-louis-grasshoff-ii-la-teosofia-de-besant-y-leadbeater/


Krishnamurti y la Sociedad Teosófica

Este capítulo sobre Krishnamurti, en cierto modo es una continuación o una bifurcación del citado más arriba sobre Besant y Leadbeater.

Una rama tira a través de Max Heindel, continuando hacia Jan Van Rijckenborgh.

Otra rama tira hacia Krishnamurti, que dejé aparcada en su día, y toca retomarla ahora.

Pues bien, parece ser que el Sr. Leadbeater se fijó en Krishnamurti en una playa, cuando era un niño y proclamó que sus auras eran altamente puras y que posiblemente fuese la encarnación de Buda o de Cristo y que, en cualquier caso, estaría llamado a un liderazgo espiritual del mundo.

Los argumentos de Leadbeater convencieron a Besant, presidenta de la Sociedad Teosófica, de modo que «adoptaron» al muchacho y le ofrecieron toda la educación necesaria para poder llevar a cabo su misión de líder espiritual mundial.

Incluso crearon una sección especial dentro de la Sociedad Teosófica, la Estrella de Oriente, dedicada a envolver y proteger al niño.

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Leadbeater con Krishnamurti

El leitmotiv de la sociedad Teosófica se configuró, pues, en la adoración de este supuesto Mesías, su educación, y la paciente espera de que comenzase a manifestar los primeros indicios de su apostolado.

Los buenos críticos no pueden evitar ciertos chascarrillos, y no sin razón, de que fuese un pederasta quien se fijase en el niño mesías, encima en una playa, no sabemos si ligerito de ropa.

Pero, los que de un modo u otro hemos sido admiradores o seguidores, o simples lectores interesados en Krishnamurti, todas estas historias nos dan que pensar sobre las maneras en que se configura la historia del pensamiento espiritual.

¿Cómo es posible que uno de los mejores gurús y filósofos espirituales haya sido detectado, educado y socializado en tales circunstancias?

Suele decirse, es cierto, que los buenos mesías nacen en establos. Y, quizá, tomando lo del establo en clave metafórica (pues nada realmente malo hay en un establo literalmente entendido) podríamos también entender las historias de buenos gurús surgidos en medio de cuestionables fuerzas psicosociales.

En cualquier caso los hechos son los que son. Krishnaji fue aupado, mantenido y educado por Annie Besant y Leadbeater. Si no hubiera sido por ellos el fenómeno Krishnamurti, tal como lo conocemos, nunca habría tenido lugar.

Es cierto que, finalmente, Krishnamurti rompe con sus protectores, rompe con la Estrella de Oriente, y rompe con la carrera mesiánica que le habían propuesto.

Pero, ¿de verdad que rompe definitivamente? Hummm, bueno, me temo que la ruptura fue más bien parcial.

Precisamente, la ruptura con la Sociedad Teosófica, la ruptura con sus mentores, fue lo que añadió un poco de morbo a la historia, dándole una publicidad que le permitió ir llegando a un público más extenso.

Quizá pensó que la estructura, la Dirección Espiritual de la Sociedad Teosófica, tenían más bien el efecto de ahuyentar a los buenos buscadores y que era necesario derribar estos muros, para poder acceder a un público más extenso.

Pero Krishnamurti no renunció a su vocación de gurú, por mucho que hablase en contra de los gurús. Krishnamurti se dedicó toda su vida a dar charlas y conferencias con el propósito más o menos explícito de guiar espiritualmente a sus seguidores. Si éso no es un Guru, se le parece mucho.

Cuando criticaba a los gurús debía de entenderse que criticaba a los «otros» gurús, o a los «malos» gurús, pero, en cualquier caso, él seguía comportándose como un gurú.

Y, si bien criticaba los textos sagrados, por otra parte publicaba libros que, de algún modo, no podían tener otro papel que el de sustituir a los textos clásicos.

Entonces, realmente, en el fondo, no puede decirse que Krishnamurti renunciase completamente al rol de «instructor del mundo» que le propusieron sus protectores de la ST. Simplemente, que lo ejercitó a su manera. Como no podía ser de otro modo; si es que era el gran instructor del mundo, entonces le tocaba organizar él mismo su propio modus operandi, y no seguirles el rollo a sus educadores.

Puesto que, según su punto de vista, las religiones, los textos sagrados, los gurús… etc… no ayudaban a la realización espiritual del ser humano, decidió entonces predicar en su contra. Pero con el objetivo implícito de guiar a los seguidores por otros medios.

Krishnamurti podría haberse dedicado a cualquier otra cosa después de romper con la Estrella de Oriente.

Si, realmente, como decía, no quería ser un gurú, podría haber organizado su vida de otra forma. Podría haberse dedicado a la horticultura, o al pastoreo, o quizá a la mecánica o a pilotar coches de carreras. Podría haberse casado, educar hijos, o escribir novelas de ciencia ficción, o de aventuras.

Pero no.

Se dedicó a dar innumerables charlas sobre cuestiones filosófico-espirituales, con una implícita intención de guiar, educar o convencer de algo a sus auditorios.

También fundó algunas escuelas.

Puede leerse, es relevante en este sentido, su discurso en el contexto de su renuncia a la E. O.

http://legacy.jkrishnamurti.org/es/about-krishnamurti/dissolution-speech.php

Que luego despotricase de gurús, de religiones, de iglesias… da igual. Quizá pensó que no ayudaban a la auténtica realización del ser humano. Quizá pensó que se habían quedado obsoletas y era necesario darles una nueva forma.

Pero, aún cambiando la forma, la energía que animaba a Krishnamurti era la misma energía que había impulsado a otros gurús y líderes espirituales y promotores de religiones en general.


*****

Más adelante tocará meterse de nuevo con Krishnamurti y su obra madura. De momento, y siguiendo con el guión, ahora toca unos comentarios sobre un librillo, el primero atribuido a Krishnamurti, y no exento de polémica: «A los pies del maestro» .

Literatura

En la web hay abundante material de críticos y seguidores, y un montón de vídeos en YouTube.

En la biblioteca del blog hay también varios títulos.

Y una biografía, por PUPUL JAYAKAR

Un par de enlaces:

http://legacy.jkrishnamurti.org/es/index.php
http://esoterismo-guia.blogspot.com/2012/12/krishnamurti-mesias-mundo-orden-estrella.html

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Acerca de Isar

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