Volviendo a la terapia
Ostras, cómo pasa el tiempo, ya va para un año y medio desde el último post, a ver cómo me las arreglo para reanudar la trama argumental.
En el fondo es una buena señal. Al menos de que las cuestiones más peliagudas fueron adecuadamente desahogadas y la terapia iba por buen camino. Quedan, sin embargo, algunos temas por desarrollar y el posteo, en cualquier caso, mantiene en forma algunos circuitos neuronales.
Cuando terminé con la saga de «A los pies del Maestro» pensé que debía de tomarme un merecido descanso, principalmente porque el estilo de los últimos postis no me acababa de gustar. Pero he terminado en unas insufribles batallas jurídicas y un stress galopante, que me gustan mucho menos.
Había otra razón de peso. Y es que, siguiendo el hilo argumental, lo que tocaba era meterme con el Bhagavad Gita. Un trabajillo que no me apetecía hacer con el mismo ritmo literario que la saga previa. Menos aún considerando que se trataba un librito extenso y difícil de comentar de un modo exhaustivo, comparando traducciones y comparando también con otras obras de la literatura hindú y que podría llevarme un par de años de interminable posteo.
Habrá que conformarse con unas pinceladas, así a vuela pluma, a ver si desatascamos la trama.
El engarzado biográfico entre «A los pies del maestro» y el «Bhagavad Gita» venía a cuento, sin más, de que fueron dos libros que llegaron secuencialmente a mis manos y que, cada uno a su manera, dejaron su influencia.
El engarzado filosófico se remite a un capitulo de la saga de ALPDM, el IV creo recordar, tirando del hilo que relaciona la riqueza y el poder con el camino espiritual: Todo parecía indicar que el camino espiritual necesita de un cierto grado de poder y riqueza, de bienestar y tranquilidad. Un grado de riqueza y poder que se logra y/o defiende… a través de la guerra… contra nuestros hermanos que tambien necesitan de un modesto grado de riqueza y poder para dedicarse al estudio de la ciencia espiritual … y que es el punto de arranque del debate entre Krishna y Arjuna.