Retirada
Retirada. Un alto a la revolución mágica . Infierno y pensamiento paranoide. Fin de una etapa.
Bueno, volvamos a las Peñas Coloradas. No tengo muchos más recuerdos de aquella noche, solo que no dormimos, yo al menos.
Por la mañana aparecieron unos montañeros. Se quedaron boquiabiertos al vernos en el refugio, pasando la noche en pleno invierno, con un tiempo horrible, y con la cara de alucinados que deberíamos de tener después de un mal viaje de ácido y la noche sin dormir. Como para darle un susto de muerte a cualquiera 😀 😀
Creo recordar que el brote propiamente paranoide no surgió hasta el día después, cuando, supuestamente, los efectos principales del ácido ya deberían haber desaparecido. O sea, que surgió bajo la influencia de la onda expansiva del ácido, la noche sin dormir, el hachís y el contexto peculiar de la situación.
Después de levantarnos, le sugerí a Ixiu que podíamos continuar con la ascensión hasta el siguiente refugio. Pero él tenía claro que quería bajar a la civi.
-Vamos al pueblo, a casa de Xuber, – me dijo -. Nos hacemos allá un chute [inyección de heroína] al calorcito…
-No, No, – le dije – Ya te dije que yo paso del caballo [heroína], y de drogas. – A mí me dan ganas de seguir arriba –
Ixiu insistía con el tema del caballo y yo, me lo repensé seriamente lo de irme sólo al siguiente refugio. Sabía que mi Ángel me esperaba allá, pero no tuve el valor suficiente. Pensé también que mi familia, terminaría enviando a los bomberos en mi búsqueda. En aquellos tiempos no había móviles y las comunicaciones eran más precarias.
La verdad, no sabía si Xuber se picaba caballo ni me importaba, pero, ¿porqué me lo decía a mí? ¿Porqué no iba donde él?
Paranoiando
Bueno, el caso es que volvimos sobre nuestros pasos. Y fue durante este viaje de vuelta que más se me intensificó el pensamiento paranoide (o pseudoparanoide, como se prefiera).
Ixiu propuso seguir una ruta que yo no conocía bien y me dejé guiar por él. Por el camino yo iba dándole vueltas a la cabeza sobre lo que comentaba antes, sobre cuáles eran los auténticos pensamientos de Ixiu, y su red de relaciones.
Una de las hipótesis era que Ixiu había estado hablando con mis amigos. Habrían hablado de que yo estaba perdiendo la razón con el tema de los ácidos y el mundo mágico y habrían decidido organizar este viaje para, no se sabe muy bien como, hacerme entrar en razón, a ver si yo me daba cuenta de una vez de que yo estaba desvariando. Pero, entonces, para qué venir con tanto ácido? ¿Y cómo fué lo de la conexión de la Luna pasada?
Según íbamos andando, Ixiu me iba metiendo por unos bosques que no me sonaban nada. Yo comenzaba a pensar que nos estábamos perdiendo, que Ixiu no se enteraba de nada y que nos iba a pillar la noche. Entonces le recriminaba y le instaba a ir por otro camino.
En un momento dado llegamos a la vía del tren. La lluvia arreciaba. Nos cruzamos con un tren mercancías que avanzaba lentamente. El maquinista nos miraba con cara de alucinado. Nos saludó todo jocoso y nos preguntó riéndose, a ver si estábamos de vacaciones. Cualquiera diría que nunca en la vida se había cruzado, en pleno invierno, en medio de la lluvia, con un par de especímenes como nosotros, que no podían con su alma (y nunca mejor dicho lo del alma 😀 😀 ) ,
El infierno
Continuamos por la vía del tren. Según Ixiu, había un apeadero de montaña cerca. Empezamos a andar y andar, y llegamos a un túnel. Era preciso atravesarlo. A mi me daba un poco de YUYU eso de ir andando por el túnel, que por otra parte, me sonaba que los túneles que había por la zona eran bastante largos. ¿Y si se nos cruzan dos expresos por el túnel? Yo le miraba a Ixiu, como andaba, con la cara descompuesta, dando un paso detrás de otro, y otro y otro, y comencé a pensar que Ixiu había perdido completamente el juicio, y que le daba todo igual, que por ahí no íbamos a ningún sitio, ni apeadero ni leches, y lo peor era que yo no tenía claro donde estábamos, ni por donde volver, y dependía completamente de Ixiu quien, parecía, así lo pensaba yo, que había perdido la razón.
A medida que nos adentrábamos en el túnel yo tenía la sensación de que nos íbamos adentrando en las profundidades del infierno y un indescriptible sufrimiento, mágico, paranoide, se fue apoderando de mí.
Comencé a recriminarle de nuevo, no recuerdo con qué palabras, pero algo así como: “¡¡ por aquí no se va a ningún sitio y tú lo sabes muy bien !! ”
Bueno, nunca me he preocupado por comprobar si realmente íbamos por el camino correcto. Pero me temo que el que estaba delirando era yo. (Aunque, la verdad, el escenario del túnel, con riesgo de que entraran trenes, y con la onda expansiva del ácido, no resultaba muy halagüeño.)
Una sensación que me acompañó era de que yo no era totalmente dueño de mis palabras, de que Algo o Alguien tomaba el control de mis órganos parlantes y hablaba por mí. Y no para bien. También sentía perdido el control de mi pensamiento, mientras yo observaba la situación desde algún rincón de mi alma sin poder hacer nada.
Al purgatorio de nuevo 😀
No recuerdo muy bien si finalmente cruzamos el túnel. Creo que no, y que nos dimos la vuelta. El caso es que, de repente nos encontramos frente a una zona de obras donde había unas casetas, de esas que usan los obreros para cambiarse y dejar las herramientas y tal. El problema era que estaban cerradas, y nosotros completamente empapados bajo la lluvia, que no paraba de caer. Ixiu empezó a decir que oía unos ruidos extraños, y más tarde que sentía la presencia de un platillo volante o algo similar. Yo no estaba para historias, a pesar de mi interés por la ufología, el tema no llegó a impresionarme, yo estaba a punto de perder la moral, me senté en el suelo, comprobé que el radiocassette se había empapado y no funcionaba (ahora sí que me acuerdo que llevamos música).
De repente me dí cuenta de que el candado de la puerta de la caseta frente a la cual me había plantado… ¡estaba abierto! No, no era que estuviese mal cerrado. Era que estaba así, abierto, a la vista. » Pero, ¿cómo era posible? ¡extraña casualidad! ¿quién habría dejado ese candado así, abierto? ¿alguien que sabía que nosotros íbamos a terminar ahí? ¡si! ¡éso era! ¡Todo el viaje había sido un montaje! Pero ¿de quien? ¿Quién había planificado con Ixiu esta situación?
La verdad es que yo tenía a mano una explicación fácil. Podría haber pensado en el OVNI que, supuestamente, Ixiu había presentido. Un Alien podría haberse compadecido de nosotros y haber bajado a abrir el candado. Pero no, no me acordé del OVNI en todo el día. Mi imaginación iba por otros caminos. Ixiu se alegró de ver la puerta abierta y un lugar donde guarecernos. Comenzó a sonreír, y a mi me pareció que reaparecía el mismo Ixiu de la Luna pasada.
Entonces comencé a fabricar un nueva hipótesis. » ¡ Sí!, ¡todo había sido un montaje (confabulación)!. Ixiu, en realidad, pertenecía desde hace tiempo a esa hermandad secreta (la que yo había intuido desde la mescalina). Posiblemente Elihú, el proveedor de mescalina, era su contacto. Ellos habían planificado el viaje, querían probarme. ¡sí!, todo esto había sido una segunda iniciación y, a partir de ahora, la unión mágica y la revolución mágica renacerían con más fuerza que antes».
No recuerdo si pregunté algo a Ixiu a fin de corroborar la hipótesis. Pronto me dí cuenta de que no íbamos a poder fumarnos el porro que estaba intentando hacer. Faltaba papel, se había perdido o mojado, o quizá era fuego lo que nos faltaba, no sé. Con gran dolor por mi parte tiré la mezcla. (¿otra travesura del alien 😀 ?)
Luego, Ixiu comenzó a hablar de su hermano. De que le había comentado que había un camino para ir a no sé dónde, que pasaba una carretera y había un bar. Podríamos ir allá y luego le llamaría por teléfono, vendría en coche y nos llevaría a casa.
¡Aja! – pensé yo- ¡Así que era su hermano! ¡ Ha estado organizando todo esto con su hermano! Lo tenían todo preparado. Seguramente vinieron en coche, un par de días antes, y dejaron el candado entreabierto.
Y, a partir de aquí, empecé a elucubrar con la posibilidad de que su hermano podría ser un miembro de la sociedad mágico-secreta. » Su padre, ¿no era astrólogo? Hummm, ¡eso es!. La familia de Ixiu pertenece a la citada logia mágica, está claro. Han estado preparando todo esto para ver cómo reaccionaba yo…».
Podría haber pensado también que mis amigos eran miembros de la logia y que Ixiu estaba compinchado con ellos, pero, no sé porqué, no me dio por ahí. Cuando pensaba en un compinchamiento (confabulación) entre Ixiu y mis amigos era en el sentido que he señalado antes: de hacerme entrar en razón y volver a la vida normal.
Bueno, no sé cómo fue que llegamos al susodicho bar. Ixiú llamó a su hermano, que vino a recogernos en coche y nos depositó en el barrio. Mis huesos llegaron hasta mi casa, mi cuarto, mi cama. Al día siguiente tocaría reanudar la vida en la Tierra. Pero el aterrizaje no iba a ser tan fácil. La onda expansiva tardaría varios días en ir desapareciendo…
Los días posteriores al viaje tuvimos un par de sincronías.
El primer o segundo día, los dos tuvimos la misma idea de escribirnos una carta, intentando explicarnos algo. Nos cruzamos en la calle. Yo iba camino de su casa, y él iba camino de la mía. Nos intercambiamos allí mismo las cartas.
Yo no me acuerdo de lo que le escribí. Algo en la línea filosófico-mágica, supongo. Su carta, sin embargo, aun la conservo.
Decía algo así:
“Mira, quizá lo último que hablamos no me lo interpretaste bien y te mosqueaste mucho. Ixiu, lo que en algún momento ha deseado, no ha sido el manejaros a vosotros, sino que su complejo de superioridad ha sido el manejarse a él mismo, sin dejarse influenciar por nadie.
Algún día también he deseado que nadie se drogara. Y después el que entró en el mundo de la droga fui yo. Yo no he intentado meteros ideas a vosotros, solamente que no había aprendido a olvidar el pasado.
Quizás en realidad soy desarmónico con este mundo del rock and roll, aunque yo no lo creo pues me siento a gusto con vosotros. Hasta que me metí en casa para curarme. Quizás, cuando me metí en casa, vosotros pensasteis que Ixiu os dejaba e iba a haceros daño. Esa no era ni es mi intención.
El dañado ahora soy yo. Porque no puedo andar por la calle, porque hay mucha gente que me mira muy mal. Hay gente muy mala y seguramente en algún sitio ya están planeado la muerte de Ixiu.
Ahora estoy en ese peligro de muerte constante pero lo que me ocurre a mí realmente es que hay gente que quiere matarme, y estoy seguro de eso
Entonces lo que… «
– La armonía perfecta es el caballo – me dijo al darme la carta – la mejor droga, sin paranoias ni malos rollos. Es lo que yo iba a poner al final…
Me dejó bastante confundido porque lo que decía no tenía nada que ver con lo que yo había vivido. Habíamos permanecido en mundos completamente diferentes durante todo el viaje.
La segunda sincronía fue un par de días después. Ambos tuvimos la misma idea de salir de casa y dirigirnos al mismo bar donde estaban unos colegas. Yo llegué primero. Él, unos minutos después. En cuanto me vio se le cambió la cara. Como si reviviese el infierno pasado.
Me dijo:.
– Con lo que te escribí yo, y lo que me escribiste tu….
Hizo un gesto así con las manos y la cabeza como diciendo que no sabía por donde agarrar la situación.
Se sentó junto a un amigo y oí que hablaban algo de mí, y del viaje
– va de pensador – dijo con un gesto mitad confusión, mitad repulsión – Yo lo he intentado…
Luego continuó insistiendo con su tema del caballo [heroína], y le preguntó al colega, a ver si él podría conseguir algo para picarse. El colega le respondió con un amable gesto que significaba una negativa
Aquello fue superior a mis fuerzas. “Así que, yo soy un loco colgado, que va de pensador. Y que Ixiu lo ha intentado. Ha intentado heroicamente hacerme entrar en razón pero, el pobre, a pesar de sus esfuerzos, no ha conseguido nada”.
Me marché a casa, con la onda expansiva del infierno que perduraba en mi sistema nervioso, a pesar de los días transcurridos.
Sabía que había terminado una época de mi vida. Sabía que no podía continuar en ese mundillo de drogas, bares y rock and roll. Pero, ¿qué futuro me aguardaba entonces?
Ciertamente, mi rol de consumidor “militante” de drogas había llegado a su fin. Pero las buenas costumbres, las buenas compañías… no es fácil desprenderse de ellas.
De vuelta a casa, le mandé un telegrama a mi ángel guardián. Y después aguardé expectante, a ver si la onda expansiva del viaje se iba amortiguando, y podía definir el rumbo a seguir para los próximos meses (¿años?)
Influencias de cierto tipo?. Hay algo de Salinger en tu prosa, tal vez de Burgess y su naranja mecanica!. Muy bueno Isar. Abrazo para vos. Aquileana 😀