Estimado amigo:
Ya le dijimos en una de nuestras anteriores cartas que el acercamiento a los temas espirituales en general y la Escuela gnóstica en particular, denotan cierta actividad del átomo original.

El tono de la respuesta volvía a sonar cercano, y cargado del magnetismo peculiar del Sr. Echeverria.
Este hecho, unido a cierta predisposición kármika le han acercado a la Escuela Espiritual, y la Escuela intenta ayudarle. En primer lugar, le hicimos ver que lo importante, o lo más importante, es la ayuda impersonal que la Escuela irradia sobre los buscadores en forma de Fuerza. Se trata de una Fuerza que ayuda al buscador a vencer su propia debilidad sin forzar nada.
Nosotros no hemos excluido una ayuda personal ya que, precisamente, desde el momento en que contestamos a la mayoría de sus cartas, personalmente le decimos algo. Es decir la Escuela intenta ayudarle a usted concretamente a salir de sus apuros.
Bueno, ya nos vamos entendiendo. Pero el término «Escuela» viene usado en términos un tanto ambiguos, como también suele ser frecuente en la literatura de JvR. Tenemos la Escuela/campo-de-fuerza y la Escuela/organización-burocrática. A la primera correspondería la ayuda impersonal y a la segunda la personal.
Cuando le hablamos de impersonal queremos recalcar que usted debe orientarse principalmente a esa Fuerza que irradia de la Escuela. Esta Fuerza está al servicio de todos por igual a condición de ser aceptada.
Seguimos con la confusión de términos. Y se contradice con la carta anterior en la que decía que la Fuerza sólo estaba disponible para alumnos que se habían preparado cuidadosamente.
Piense que toda ayuda personal es limitada, parcial y a veces muy subjetiva mientras que la ayuda de la Gnosis es siempre objetiva.
Y, bueno, entonces, la decisión de prohibirme la entrada en la Escuela… ¿también resulta limitada, parcial y subjetiva? Porque, resulta que, si como dicen, la Fuerza irradia de la estructura burocrática, y a uno se le prohíbe la entrada en la estructura, entonces se le está impidiendo igualmente el contacto con la Fuerza, y se le está impidiendo la ayuda objetiva.
Un auténtico sinsentido argumental

Hemos pensado que colocarle ante la realidad desnuda era la mejor ayuda que podíamos ofrecerle ya que como si según nos dice usted no tiene un dominio pleno sobre si mismo el hecho de colocarse ante la realidad es la mejor manera de recuperar ese control.
Aquí me pierdo. ¿»colocarle ante la realidad»? No acabo de pillar el sentido de la frase. ¿Negarme la entrada en la Escuela es confrontarme con la realidad? 🤔🤔
Por supuesto, yo no tenía un dominio pleno sobre mi mismo, ni antes ni ahora, ni creo que lo tiene ningún alumno de la Escuela.
¿Quién es dueño de aumentar un par de centímetros su estatura? ¿De qué grados de autocontrol y autodominio estamos hablando? )
Usted necesita un punto de apoyo para esclarecer su confundida mente, y ese punto de apoyo debe ser la realidad.
Mientras usted no haya conquistado una zona de seguridad interior su entrada en la Escuela iría unida a una serie de tensiones difícilmente soportables por usted. Por esta razón le indicamos que por ahora no podría hacerse alumno, siempre que su deseo fuese ser alumno.
Por supuesto, mi mente estaba confundida, pero, ¿no están igualmente confundidas las mentes todos los pobres buscadores? De nuevo vuelvo a la pregunta: ¿de qué grados de confusión estamos hablando? ¿De qué tipos de seguridad o inseguridad?
¿La seguridad del ignorante que cree saber no sabiendo?
¿La inseguridad de quien descubre que su supuesta sabiduría y autocomplaciencia se desmoronan a la luz de la investigación gnóstica?
Y de nuevo se contradice con la carta anterior, en lo que se refiere a los motivos para negarme el ingreso en la estructura burocrática. Antes se decía que yo no era libre para decidir. Ahora se señalan las posibles tensiones a soportar.
Bueno, decir que son numerosos los alumnos que ingresan a la estructura y al poco tiempo abandonan, y más tarde vuelven a ingresar… y no pasa nada. ¿Porque yo tenía que ser diferente?
Veamos cómo plantea JvR el problema:
«Usted se ve a sí mismo en el Atrio, en harapos. Y como uno siempre se ve reflejado en el otro, aparecen las tensiones, y la explosión no tarda.»
«Imaginemos a cien alumnos en el Atrio que no hacen nada por hacerse aptos para entrar en el Santuario. ¿Qué ocurriría? Sin lugar a dudas se eliminarían mutuamente. El Atrio de la Escuela es saneado constantemente por esta auto-destrucción, y sólo en escasas ocasiones es necesaria la intervención directa de la Dirección. De este modo se hace sitio para un nuevo grupo que penetrará en el Santuario o se eliminará a sí mismo».(JvR, la Fraternidad de Shambalah)
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Esta postura no es ni mucho menos absoluta está sometida al tiempo: si usted persevera y no se abandona seguro que triunfará sobre sus dificultades.
Aquí estamos igual que antes, una prohibición de ingresar en la Escuela sobre la base de unos motivos demasiado genéricos e indefinidos. ¿Quién decide si mi entrada en la Escuela provocará tensiones insoportables? Pero, ¿No quedamos que la orientación personal era limitada, parcial y subjetiva? 🤔🤔
Y unido al hecho de que yo tampoco tenía claro lo del alumnado y las estructuras burocráticas jerárquicas.)

No obstante le recomendamos un contacto personal con el Director del grupo de Guadalajara a quien puede solicitar una entrevista, y posiblemente tenga la ocasión de asistir a alguna actividad pública este otoño.
Bueno, un contacto personal es lo menos que se puede pedir antes de negarle a alguien la entrada en la Escuela.
Deseándole que los próximos meses sean especialmente provechosos se despide bla bla bla…
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Bueno, la nueva carta me dejó un mejor sabor que la anterior, y una mejor sintonía con el campo de fuerza. Aunque con las objeciones citadas.
Pero, la cuestión esencial persiste, y es la negativa a admitirme como alumno. Con muy buenas palabras, sí, casi como que me hacían un favor marginándome del grupo de alumnos.
Podrían haberlo planteado como un consejo, pero no. Era una prohibición ejecutiva que bloqueaba indefinidamente mi relación con la Escuela.
Y todavía se empeñan en proclamar que «en la Escuela no hay autoridades«, o que «todos somos maestros y todos somos alumnos» 😄😄, suena bien, si, pero no sé corresponde con la realidad.
Y lo que es peor, se trasmite un mensaje engañoso.
En fin, que esta negativa, unida a mi desconfianza de las estructuras burocráticas espirituales, y que, por otra parte, yo tampoco veía claro ingresar en la estructura burocrática, es lo que ha marcado mi relación con la Escuela Gnóstica, tal y como ya describí en el capítulo anterior. Una situación un tanto kafkiana, ya que, de un lado me sentía atraído por el campo de fuerza, y de otro lado repelido de la estructura burocrática.
Resumiendo, que me quedaba con:
-una buena sintonía con la filosofía gnóstica, con la excepción de algunas contradicciones.
– una buena sintonía con el campo de fuerza
– desconfianza de los sistemas burocráticos espirituales
– Prohibición de las autoridades burocráticas, la dirección espiritual, respecto a mi ingreso en la estructura
– y «permiso» para estudiar la literatura, el cual fui aprovechando para profundizar en la obra de JvR, de la cual, en algún momento, tendré que hacer un buen comentario.
En cualquier caso, como decía en el capítulo previo, acepté humildemente los planteamientos de la dirección en la perspectiva de que, quizá, en un próximo futuro comprendería los motivos por los cuales la dirección de la escuela se empeñaba en prohibirme el ingreso, incluso antes de solicitarlo.