Carl Louis Grasshoff, alias Max Heindel, 1865-1919, fue fundador de la Rosicrucian Fellowship en California, en 1909 y autor de numerosos libros de carácter espiritual y esotérico y presentados con la etiqueta «rosacruz».
Algunos de estos libros llegaron a mis manos, como comentaba anteriormente, primero a través de Ixiu, y después a través de una editorial argentina que servía pedidos por correo.
Antes de comentar los contenidos heindelianos propiamente dichos, quería dar un repaso por su contexto histórico. Y es que la vida y obra de Max Heindel engarza con la de otros esoteristas relevantes de la época, principios del s. XX, finales del XIX. Más concretamente con la antroposofía de Rudolf Steiner y la teosofía de H. P. Blavatski, Annie Besant y Leadbeater. Y, por supuesto, con la omnipresente masonería.
Max Heindel nació en Dinamarca, 1865, en el seno de una familia noble, conectada con la corte alemana de los Bismarck. Estudió ingeniería naval, trabajo que desempeño como jefecillo a bordo de buques mercantes, viajando por el Atlántico e instalándose finalmente en California.
Allí entra en contacto con la Sociedad Teosófica (1901) que, ya fallecida Blavastky, se encontraba sumida en insufribles luchas de poder e intrigas palaciegas. Concretamente, parece ser, contactó por primera vez con esta sociedad en una conferencia de Charles Webster Leadbeater, por quien, educadas formas aparte, mostraba un gran respeto. Más tarde tocará dar un repaso a su currículum…
Heindel llegó a ocupar el cargo de vicepresidente de la sección californiana de la Sociedad Teosófica antes de fundar su propia escuela.
La Sociedad Teosófica
La Sociedad Teosófica, es uno de los inexcusables referentes del, llamémosle, espiritualismo esotérico moderno.
Fundada en Nueva York en 1875 por unos cuantos teósofos entre los que se encontraban Henry Steel Olcott, William Quan Judge y Helen Petrona Blavatski, por citar los más conocidos (y la mayoría próximos a la masonería). Blavatsky, probablemente, sea la más conocida y citada en relación con sus numerosas obras, especialmente «Isis sin Velo» (1875) y «La Doctrina Secreta» (1888 ).
Digamos que, en resumen, Blavatsky, acercó a Occidente las tradiciones orientales y ocultistas budistas e hinduistas, mezclándolas con la tradición esotérica occidental y proyectándolas sobre una estructura burocrático-administrativa (de corte clásico occidental, por cierto, y a imagen y semejanza de la masonería). La ST No fue el único canal de divulgación de estas doctrinas, desde luego, pero sí, quizá, el que llegó a un mayor número de interesados.
Blavastky fue una… bueno… iba a decir que una médium pero igual se me enfada 🙂
Digamos que fue una «psíquica», portadora de poderes paranormales, telepatía, telekinesis, clarividencia… y lo más importante: su capacidad para contactar con luminosos «Maestros» venidos del más allá. De hecho, sus principales textos fueron redactados en un estado de trance, o de conciencia alterada, incluidas citas o transcripciones de terceros autores, que leía en el plano astral y reproducía fielmente con la ayuda de los citados Maestros. Según ella, lo suyo no era mediumnidad, era otra cosa (¿?). Pero, mediumnidad o no, lo que parece es que estos estados iban minando su salud de forma similar a, como ocurre con, las médiums corrientes. Se cuenta, incluso, que algún Mahatma (alma-grande o gran-maestro) advirtió a Blavatski de los riesgos de esta “tecnología”, pero que ella insistió en seguir con su misión hasta el final para legar a la humanidad su obra terminada (¡)
La verdad, no puede decirse que los Mathamas fuesen muy considerados con su canalizadora. Y no se ve clara, de entrada, la diferencia entre un médium que invoca a un espíritu y un teósofo que invoca a un Mahatma. Pero, en fin, supongo que volveremos sobre ello.
De momento no quiero meterme con los contenidos filosófico-esotéricos propiamente dichos. Solo señalar el modus operandi, la manera en que fueron generados los textos. Y, como reconocen los propios teósofos, la Blavatsky y sus relevantes colaboradores y/o sucesores, lo que ocurría era, y como decía más arriba, que entraban en un estado de conciencia alterado, llámese como se quiera, para contactar con entidades espirituales o Mahatmas que les dictaban los textos (cuando no materializaban, o “precipitaban”, directamente los manuscritos) así como algunas directrices político-organizativas concernientes al desarrollo de la sociedad.
Existe, de hecho, una recopilación de estas cartas y comunicaciones firmadas por A. P. Sinnet bajo el titulo «Cartas de los Mahatmas». El libro del mismo autor, «Budismo Esotérico» fue servido mediante la misma tecnología. (Todos estos libros los iré subiendo a la biblio del blog, si no lo están ya)
La cuestión es que, mientras vivió Blavatsky, la ST se mantuvo en relativo equilibrio, y reinaba cierta armonía (quizá no demasiada) entre los principales gurús, Olcott y Judge, principalmente. Aunque , ya a cuenta de la publicación y revisión de la Doctrina Secreta, comenzaron desbandadas de algunos allegados, junto con acusaciones de que estaba poseída por entidades inferiores que se hacían pasar por auténticos mahatmas. El Gurú Subba Row, por ejemplo, comentó que Blavatsky “se había vuelto un cascarón vacío y abandonado por los maestros” A lo cual replican los defensores de Blavatsky que Subba Row, al igual que otros gurus brahamánicos, eran contrarios a la divulgación del ocultismo y al desarrollo espiritual de occidente (cuando no auténticos magos negros)
Bueno, este era el ambientillo que comenzaba a respirarse en este mundo de iniciados, teósofos, ocultistas, maestros y mahatmas. Y era solo el preludio de lo que vendría después. Pues una vez fallecida Blavatsky es cuando las luchas por el poder y el control de la Sociedad Teosófica se vuelven más virulentas.
Literatura
Hay un montón de literatura en la web sobre Blavatsky con diversos enfoques. La verdad es que yo no fui testigo directo de los eventos y aunque diga que ocurrió ésto o lo otro, no son más que reconstrucciones a partir de textos que circulan por ahí. Pero, como contexto ambiental, creo que me vale de momento. Lo importante, después de todo, son los textos filosóficos, y las cuestiones planteadas, y si nos van a hacer reflexionar, independientemente de que estemos o no de acuerdo.
Como siempre, esto no es más que un eterno borrador en «proceso de mejora continua»
Me he estado mirando la versión de la Fundacion Blavatsky, bastante bien documentada, que sigue la linea de que Blavatsky hizo un trabajo extraordinario, hasta que llegaron A. Besant y Leadbeater a fastidiarlo todo.
http://www.fundacionblavatsky.org
http://fundacionblavatsky.blogspot.com
Y también la versión escéptica materialista que sigue la linea de que todo fue un fraude, tanto por parte de Blavatski como de sus continuadores. De la mano de Peter Washington, y su «El Mandril de Madame Blavatski»
http://eruizf.com/lecturas/esotericos/h_p_blavatsky/h_p_blavatsky_el_mandril_de_madame_blavatsky.pdf
Bueno, yo no voy a poner el dedo por un enfoque u otro. Pero me inclino por la hipotesis de que sí que hay cierta intervención , y de dudosa procedencia, por cierto.
Para ser una vulgar impostora, la verdad es que su influencia fue bastante notable, así como el trabajo que dio a sus críticos y comentadores.
En fin, esta investigación excede los objetivos de esta saga, quizá haya que volver de nuevo a ello. De momento, al menos, no perder de vista que el objetivo era ambientar la obra de Max Heindel.
En el siguiente capítulo me centraré más de lleno en las intrigas palaciegas que sucedieron al fallecimiento de Blavatski.