Continuando con el posti anterior, y como decía, tras leer la carta de la escuela gnóstica, había quedado con Pagi.
Aunque son episodios diferentes, estos dos capítulos van estrechamente unidos pues, como decía, se trata de relevantes líneas de fuerza que aparecen el mismo día y a la sombra de la supuesta energía vivificante de la Fraternidad Gnóstica (la etérea)
Hace tiempo que no aparecía Pagi en escena. Desde el capítulo de «psicología clínica» y el de «granja terapéutica».

Recordemos que Pagi era un psicólogo recién licenciado, cercano a la iglesia adventista del séptimo día, y al movimiento naturista. De joven fue abducido por un comando alienígena, posiblemente de origen reptiliano 😉. Y, posiblemente también, le fue implantado el microchip de rigor, con su sintomatología clásica asociada. Especialmente una cierta vocación mesiánica. Lo disimulaba muy bien, todo hay que decirlo. Apoyado en su titulación de psicólogo, y en el magnetismo inducido por el implante, aspiraba a erigirse en una especie de Gurú de new age, con motivos terapéuticos, cristiano-adventistas y una ideología política de tintes izquierdistas.
Y se lo hacía bastante bien, todo hay que decirlo, vuelvo a decir.
Le gustaba «ayudar», en este contexto, a personas procedentes del mundo de las drogas.
***
La cuestión es que fuimos a dar un paseo, hablando de ésto y lo otro… Le comenté que había suspendido todas las asignaturas del primer parcial de ingeniería.
– ¿Que has suspendido todo? ¡No tienes perdón Isar! – comentó en un tono un tanto represivo.
Luego fuimos testigos de un accidente, un ciclista que se cayó de la bici. Se formó el típico corrillo alrededor, no era nada serio.
Seguimos hablando de Maia, la ilusión fenoménica, y lo ilusorio del sistema de percepción humano. Le hablaba yo, quiero decir, él escuchaba, no estoy muy seguro de si entendía algo.
De repente me dice que conoce a alguien, que entendía más que él de esos temas, con más experiencia, y que podríamos ir a hablar con él… que solía andar por ahí cerca.
– Bueno, siempre puede ser interesante, conocer nuevas opiniones…
Y entonces me lleva a un edificio, no muy lejos. Entramos, subimos unas escaleras…
y llegamos…
No!, no puede ser… !
Pues sí, era un centro público de salud mental… Y me presenta a al psiquiatra responsable… con quién estuve hablando un rato…
No recuerdo bien de qué, creo recordar que le expliqué que había dejado las drogas y que sentía mi sistema de percepción un poco alterado y tal y cual, pero que en cualquier caso, me sentía estupendamente.
No hubo mucha sintonía. La impresión que me dio era que no entendía mucho de lo que yo decía, que tenía mucha prisa y mucho trabajo pendiente. No estoy muy seguro de su relación con Pagi, ni en concepto de qué había propuesto esta entrevista. Si no fue como una urgencia, sí parecía que, al menos, como algo extraoficial.
Percibí algo «negro» en su aura. No sé lo que significaba exactamente, no es que fuese una mala persona. Se preocupaba a su manera por los pacientes pero, posiblemente no tenía mucho éxito. Esa misma cualidad del aura la he percibido en otras ocasiones en algunas personas depresivas, y alguna que se suicidó, posiblemente clientes suyos.
Me recetó unos antidepresivos 😨😨
– «Unas muletas para caminar por la vida» -coletilló-. No te preocupes que luego ya iremos aumentando la dosis.
Las cosas sucedieron demasiado deprisa como para reaccionar. ¡Antidepresivos! ¡Pero si yo era cualquier cosa menos depresivo! ¡Yo, con mis ganas de vivir y aprender cosas! ¡Y especialmente este hermoso día primaveral, que me hacía sentir impregnado de una peculiar energía interior!
Al menos podría haberme diagnosticado una psicosis mística. Aunque, bueno, en 10 minutos y con prisas tampoco creo que da como para diagnosticar algo seriamente, y menos aún recomendar un tratamiento farmacológico.
Y me temo que a su psicólogo colaborador tampoco le tenía muy calado 😂😂
Quedé un poco bastante defraudado de Pagi. No me lo esperaba de él. Se las daba de naturista, y espiritualista… Y no, no me lo imaginaba por ahí… Yo pensaba que su «misión» él la entendía en el sentido de las terapias alternativas, vida sana, vegetarianismo, etc.
Luego me decía, según salíamos del centro que «estos sitios al principio resultan un poco extraños, pero luego te vas acostumbrando«, como si pensase que yo me iba a convertir en un cliente asiduo.
Pagi se encargó de comprar las pastillas, de su bolsillo, no me veía muy decidido.
El tratamiento consistía en dos fármacos: uno tranquilizante, otro estimulante.

No me eran desconocidos, ya los había probado en mi época de «politoxicómano militante» aderezados con un poco de alcohol y unos chirris.
– «Ni se te ocurra volver a tomarlo con alcohol» – comentó Pagi en un tono que me volvió a sonar represivo.
Hombre, por mí no había problema, yo había dejado el alcohol y las drogas. Pero la mayoría de la gente, y clientes del centro de salud, se van a tomar sus vinillos, políticamente correctos, después de tomar la medicación, y sin que los psiquiatras responsables le den mayor importancia …
Todavía hoy en día me temo que no llegan a entender muy bien éso de los efectos explosivos de los psicofármacos cuando se mezclan con alcohol, o cuando se mezclan entre sí.
***
Durante toda esa tarde estuve dándole vueltas a una idea: y es que esa consulta, ese tratamiento, si lo tomaba, me iba a servir como un argumento para solicitar al ejército la exención del servicio militar. Ya me tenían fichado y localizado, y cada año me iba a tocar solicitar una prórroga por estudios.
Con una semana de tratamiento ya valdría. Luego podría ir al psiquiatra del ejército y, mirándole a los ojos, y sin ponerme colorado, decirle que había estado con un psiquiatra del centro de salud y recibido un tratamiento de esto y lo otro…
Y así hice. Estuve tomando el tratamiento cuatro o cinco días y finalmente lo dejé. La verdad es que no noté nada, ni bueno ni malo. Pero eso de los psicofármacos no iba conmigo.
Finalmente les regalé las pastillas a unos amigos para que se las tomaran con unos gintonics.
– Ostras! Que psicólogo más guay, que te consigue pirulas guapas 😀
– Oye, y no te podrá conseguir unas Dexidrinas o unas Bustaid ?
– no creo. Ésas se las recetan a los gordos para adelgazar.
– pues ya sabes, inflate un poco 😂😂,
– no creas, que no sería difícil, 😁😁, en los efectos secundarios pone que pueden provocar obesidad.
– si es que te lo ponen todo en bandeja, 😂😂
– oye, ¿y unas Artane? Esas sí que recomiendan pa’los nervios y éso. A mí abuela le daban pa’l tembleque
– pues también. Si empiezas a tomar todo esto… fijo que te acaba entrando tembleque y te acaban metiendo las Artane 😁😁
– Vaya mundillo, que pasada, y alguno se estará forrando con esto…
– sí, los propios médicos suelen estar untaos, creo que les dan alguna comisión por recetar. Y tambien les pagan vacaciones para acudir a congresos y presentaciones comerciales de las pirulas…
– qué nivel! Así que son los picapuertas de las farmacéuticas los que les enseñan que pastillas tienen que recetar!
– Míralos, camellos de guante blanco 😂😂

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Unas semanas después volví a estar con Pagi.
– Qué tal va todo Isar?
– bien, muy bien
– ¡pues a seguir bien! tienes buena cara, se ve que te va bien con el tratamiento…
– ah!, no creo. Lo dejé hace tiempo, solo tomé durante unos días.
Era difícil de valorar los pensamientos de Pagi. Pero no parecía enfadado.
Con el tiempo me di cuenta de que Pagi nunca sonreía, ni mucho menos se reía, así, a carcajada limpia, agarrándose la barriga con las dos manos. Su rostro solía tener una expresión similar al Jesucristo de los cuadros de Velázquez, o del Greco. O el de los fascículos adventistas. Con ese punto, diría yo, intermedio entre la tristeza y el éxtasis místico…
Posiblemente, algún efecto secundario de cuando le metieron el implante 😉 , nunca he leído nada sobre un síntoma similar…
– Bueno, si puedes superar los problemas sin el tratamiento mejor… Te vuelves más fuerte…
– pero deberías volver al centro. A saludarles, decirles qué tal te va… el otro día me preguntaron por ti… Cuando alguien intenta ayudarte le gusta ver los resultados.
– bueno, ya veré 😉
***
Más tarde me confesó los motivos por los que me llevó al centro de salud.
– Es que cuando estuvimos con el ciclista… caído en la carretera… ¡Te estabas riendo! ¡Parecía que estabas a gusto!
Y, luego, lo que te decía, ¡todos los exámenes suspendidos!… No es indicador de nada bueno…
Yo alucinaba. ¿Riéndome yo del ciclista? Hombre, sí que tenía un día especialmente plácido, con una cierta calma interior de fondo… Pero de ahí a reírme… Posiblemente, casi seguro, se refería a una mueca, un gesto facial, que ocasionalmente hago de manera inconsciente, y que puede parecer como una mueca de risa o de burla.
Y sí, bueno, era cierto que ese día me sentía animado por una peculiar calma interior…
Y lo de las notas… Había que valorarlo tambien en su justa medida. Y es que estábamos hablando de una escuela de ingeniería, un tanto elitista, con un primer curso que era, en buena medida, cribatorio. Era relativamente normal una alta proporción de suspensos, entre alumnos que, a su vez, habían sido buenos estudiantes y seleccionados previamente a través de complejos exámenes de acceso.
Nada que ver con unos estudios blandos de Psicología, con profesores «modernos» que dan el aprobado general a todo el mundo 😜😜.
Y alumnos que, todo hay que decirlo, en su mayoría habían optado por una carrera de psicología para canalizar, o disimular, sus propios desajustes psiquiátricos.
***
Con todo ésto no quiero decir que mi salud mental fuese perfecta, ni que no fuese víctima de unos síntomas un tanto sospechosos.
Pongamos, por ejemplo, la percepción del campo de fuerza magnético de la Gnosis. ¿Algún tipo de alucinación? Desde luego no era de tipo sensorial, auditiva o visual… Y luego lo de establecer relaciones de causa y efecto entre la percepción del campo de fuerza Gnóstico y la posterior recepción de la carta de los gurús. ¿Algún tipo de pensamiento mágico? Y, finalmente, la percepción del color del aura. O mejor dicho, la percepción de «algo» indescriptible que lo asocio a un color y, por ende, a una cualidad anímica…
Y, vamos, el hecho de que alguien te agarre de la oreja, te lleve a un centro de salud mental y te receten un tratamiento… Es como para pensárselo… Que algo no anda bien… que se merece un detenido examen de conciencia… pero nada que ver, desde luego, con un tic inconsciente o un precario rendimiento académico…
pero antes… peli para ambientar el temario…
Genial…,me ha encantado como lo cuentas….👏👏👏
Gracias 😊