Aprendiz de Mago

Al principio los hombres eran mágicos.
Y eran mágicos porque eran VIDA.

Los hombres tenían una inteligencia: los hombres pensaban.
Pensaban sobre cosas del mundo exterior.
Y se fueron olvidando de que eran VIDA.

……………………..

Y los hombres dijeron: “creemos un lenguaje,
Y que sirva para hablar sobre las cosas del espacio-tiempo”.

Y, así, los hombres,
pusieron nombres a las cosas del mundo.
Se pusieron nombres a sí mismos.
Se nombraron a sí mismos con palabras.
Y acabaron confundiéndose a sí mismos con sus palabras.

Y de esta manera,
los hombres,
fueron asemejándose
a pájarillos encerrados en su cascarón.

El pájaro es la vida.
El cascarón
es el mundo de la materia, del tiempo y el espacio.

……………..

Y así crearon la religión y la ciencia
Que explicaban el mundo en forma de palabras.
Pero las palabras solo son una pequeña parte de TODO.

Y de esta forma,
los hombres reforzaban su cascarón.
Y volviendo cada vez más lejano
El recuerdo de su origen Mágico.

Y el propio recuerdo mágico se volvió un huésped extraño
Se volvió su enemigo
Y quisieron borrar el recuerdo de su origen ancestral.

Y los hombres decían:
“Es bueno luchar por la trama del mundo
Por la riqueza, el poder, el prestigio
Por la Familia, el Partido, la Iglesia, la Patria…

Y los hombres decían:
“Es bueno divertirse y emborracharse
Para ahogar la llamada del absurdo”

Y el absurdo también es lo mágico.

…………….

……………..

Y en su principio cada hombre es mágico
Y es encerrando en un cascarón
A imagen y semejanza de sus padres y educadores.

cascaron

Familia, Escuela, Iglesia, Universidad, Televisión, Partidos políticos, Periódicos, Fábricas, Matrimonio…
Son las fuerzas encascaradoras y civilizadoras
que van ahogando el principio mágico,
haciendo creer,

que la trama cotidiana es

lo único existente
lo único importante
y convirtiéndolo en un nuevo Ser-civilizado,
sin VIDA.

Pero el pájaro no muere.
Duerme en un sueño de Muerte,
Y ocasionalmente despierta,
Se agita, se pregunta
¿Quién soy YO?
¿Qué hago aquí?
¿Es este mundo todo lo que hay?
Y trata de asomar la cabeza fuera del cascarón.

Pero la contemplación del mundo mágico
que le aguarda fuera del cascaron
puede llegar a ocasionarle tal pavor
que muchos pájaros
optan por encerrarse de nuevo en él
con más fuerza que nunca

Porque fuera del cascarón no hay NADA, VACIO, ABSURDO

……………………..

Y el significado de estas palabras es mágico. Por ello solo podrán ser comprendidas, en su verdadero significado, por seres mágicos, que serán mágicos por su propio esfuerzo en la demolición de sus cascarones. Y cuanto más mágicos sean más cosas entenderán.

……..

hp1

Estaba dudando si continuar con esta historia. Más que nada porque tenía dudas sobre si los ordenadores de WordPress van a ser capaces de soportar una intensiva aura mescalera ;). Pero, por otra parte, una vez de haber entrado de lleno en el tema quizá convenga llegar hasta el final antes de perder el hilo.
El día después

El día después de la mescalina, la semana después, o las tres o cuatro siguientes… se caracterizaron por un intensivo quehacer literario encaminado a desarrollar una cosmogonía y a desarrollar mi estrategia frente al mundo, frente a mis vecinos y compañeros, principalmente. El eje principal de mi nuevo mapa de la realidad, lo plasmé en un par de folios, en unas hojas aparte del diario, que posteriormente comenté con amigos y vecinos.

Lamentablemente, el panfleto en cuestión se perdió; y, aunque intenté reconstruirlo un par de años más tarde, no quedó del todo perfecto.
Una cosmogonía mágica

Lo primero señalar que la «filosofía mágica» desarrollada es una continuación, o consecuencia inevitable, de las investigaciones realizadas las semanas previas y que ya fueron comentadas en la saga de «Filosofía del Lenguaje». Hay una cierta influencia de la filosofía Yoga y de Hermann Hesse, aunque, en general, yo utilizo mi lenguaje propio, intentando extraer la filosofía de mi interior según la máxima de «no describas nada que no entiendas» 😉
Reevaluación a posteriori

Bueno, vamos a intentar ir descifrándolo y situarlo, párrafo a párrafo.

Lo primero comentar que este discurso obedece a un estilo diferente a los capítulos anteriores del diario. Digamos que es menos racional, más intuitivo, casi poético.

Casi, diría yo, que pertenece a la categoría de conocimiento «revelado». Revelado o «canalizado» que es como se le llama actualmente.

Recuerdo que el panfleto lo escribí de principio a fin, con gran soltura, sin apenas tachaduras ni remiendos (en aquellos tiempos no había ordenadores y las cosas se hacían artesanalmente). Lo cual ya tiene su «mérito» después de una noche sin dormir después del viaje de mescalina 😀 . Por lo que no descarto la intervención de algún espíritu desencarnado o algún tipo de Ángel o Demonio o Genio bromista.

En cualquier caso, la filosofía que se desprende del panfleto, tampoco me era ajena, ya que se remite constantemente a la filosofía yoga y a Hermann Hesse, enriquecido con mis reflexiones personales.

El estilo pretende emular igualmente los discursos bíblicos: «Y los hombres esto, Y los hombres lo otro…».

En mi estilo personal, intento evitar en lo posible la utilización del término «hombre» como sinónimo de «ser humano», por sus connotaciones machistas y militaristas. Sin embargo en este caso lo he mantenido, por lo que digo, de que se trata de una emulación, o una parodia del lenguaje bíblico.

Pero vayamos al contenido.

Naturalmente, por conocimiento racional directo, yo no tengo ningún criterio para decidir si los «hombres» eran mágicos en el remoto pasado, y fueron perdiendo su magia a lo largo del tiempo. O quizá haya sido al revés, y en el pasado eran aun menos mágicos que en el presente. O quizá, la evolución humana no sea tan lineal, quizá espiral, y el potencial mágico de la humanidad vaya pasando por constantes altibajos.

Luego tenemos un enfoque muy valorativo, casi moralizante, de lo que es Bueno y lo que es Malo. Lo «Bueno» aparece como la «magia», la cualidad mágica. Lo malo es el cascarón. Tenemos a los «hombres» clasificados en una dimensión de «magicalidad», Unos son más mágicos que otros. Otros más encascarados que otros. Unos son más superiores, más ¿evolucionados?.

En cualquier caso el enfoque podría ser políticamente correcto desde el punto de vista de la enseñanza ancestral. Según cuentan las diferentes mitologías «el hombre», en el remoto pasado vivía en el «paraíso», en un estado de plenitud espiritual. Un estado del cual cayó, y con la perspectiva de volver a levantarse de nuevo. Esto ya aparece en la leyenda de Adán y Eva, y también en la leyenda hindú del árbol ashvatta.

De la leyenda hindú, se desprende claramente que el paraíso se refiere a un nivel superior de conciencia, donde «los hombres» disfrutaban de todos (o casi) los poderes y cualidades divinos. En la leyenda bíblica, el asunto no está tan claro, pero con un poco de imaginación puede reconstruirse el escenario.( Gen 2, 4-25

Genesis 3, 1-24, )

Asvattha tree

La idea de que el «mal» reside en el apego al mundo exterior, también está presente en la filosofía yógica, y más tarde aparecerá en la literatura evangélica cristiana.( Mateo 6, 19-21)

Pero no creo que sea el momento, de entrar en profundidades. Desde luego, como buen hijo de cristianos fuí educado en las leyendas evangélicas, y alguna influencia, más o menos inconsciente de las mismas, podía estar presente.

Y la alegoría del pájaro que rompe el cascarón procede, por supuesto, de Demián, de Hermann Hesse:

«El pájaro rompe el cascarón. El cascarón es el mundo. Quien quiera nacer, tiene que destruir un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas.»

Por cierto, que el término «magia» o «mágico» también procede posiblemente de la literatura Hermann Hessiana. Aspecto este, que resulta más evidente en otros panfletos posteriores, en relación con el lobo estepario y su «teatro mágico, solo para locos»

Hasta aquí lo más importante a comentar sobre el panfleto.

Lo que sigue gira en torno a lo mismo. El cascarón en realidad estaría compuesto por varias capas concéntricas, o varios cascarones superpuestos. Cuanto más profundos, más difíciles de romper. Y, cuanto más profundos, más comúnmente compartidos por todos los individuos.

Así, en lo más profundo tenemos el cascarón de la materia, del espacio-tiempo. Luego vendría el cascaron del lenguaje.

En cierto modo, los cascarones son creencias. No tanto la creencia en la existencia de la materia, o del espacio tiempo, o del lenguaje. Sino la creencia en su carácter central, o primordial. O la medida en que nuestra energía interior se dirige, se identifica o se ata con el cascarón de referencia.

La materia se monta (o ensambla) sobre el espacio-tiempo. Y el pensamiento sobre la materia. Y el lenguaje sobre el pensamiento (o quizá a la inversa, de momento no importa tanto el detalle).

Pero el mundo no es percibido como una matriz tridimensional de pixels que van cambiando de color según un patrón temporal. El pensamiento interpreta el contínuo fluir monádico en forma de un guión de vida, de una trama cotidiana, llena de sentido, de gustos y disgustos, institucionalizando mentalmente conceptos como la familia, la patria, la carrera, el partido, lo políticamente correcto, el éxito, el fracaso, etc. etc etc

Y la internalización subjetiva de estos conceptos o subtramas cotidianas sería la que constituye las capas más exteriores del cascarón. O más bien, como comentaba antes, la creencia en el papel primordial de estas concepciones mentales.

Pero lo más importante de todo ésto no es la cosmogonía propiamente dicha. Es el impulso, la activación de unas líneas de fuerza que empujan en el sentido de romper el citado cascarón y pasar a otro plano de existencia. La cosmogonía en sí no explica, como decía, el «porqué» de que la humanidad vaya recorriendo un camino descendente, de pérdida de valores mágicos. Y aun asumiéndolo como verdadero, tampoco nos explica porqué, como por arte de magia (y nunca mejor dicho lo de la magia 😀 😀 ) algunas personas vayan a echar el freno, a dar marcha atrás, y volver a sus orígenes mágicos. (Claro que esto ocurre también con muchas cosmogonías místico-esotéricas como las citadas del Yoga y Yavheísmo y Cristianismo esotéricos).

Pero como venía diciendo, lo importante no es la exactitud del «mapa» cosmogónico; sino el sistema de líneas de fuerza en el que me ví sumergido y que me impulsaba a actuar en una dirección concreta.

Primero, en el sentido de mejorar, y ampliar, el mapa cosmogónico en cuestión.

Segundo, en el sentido de comentar mi situación, mi «descubrimiento» con mis compañeros, intentando, en la medida de lo posible establecer sinergias y sentar las bases de una nueva etapa vital.

Carne para próximo post.

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Acerca de Isar

Investigador de todo...
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